Si bien para la especialista en seguridad, Carla Álvarez, la Comisión de Pacificación en las Cárceles fue una idea positiva para disminuir la violencia, no es suficiente. Así, señaló que existen otros temas de los cuales el gobierno de Guillermo Lasso no habla, como el presupuesto. “La pacificación de las cárceles no se da por el diálogo sino por alimento, protección, salud. Con hambre, con enfermedad, con hacinamiento no se puede dialogar pacíficamente”, criticó.
En esa línea, lamentó que aún no exista una idea para mejorar los sistemas de vigilancia, ni que exista una meta de contratación de nuevos guías penitenciarios.
“Lo más desgarrador que vimos fueron las masacres carcelarias como algo inédito en el Ecuador”, resaltó. Así, indicó que se establecieron estrategias para resolver, pero el país no logra saldar la deuda con las personas privadas de la libertad. “De hecho, al cierre del año tuvimos un intento de amotinamiento, una revuelta pequeña adentro de la cárcel del Litoral”, recordó.
La seguridad en Ecuador
Según la especialista, el 2022 será un año complejo para el mundo. “La pandemia no solo es un desafío en términos sanitarios, sino también un desbordamiento en las capacidades de seguridad en los estados”, indicó. Además, dijo que la misma generó “un clima propicio para el florecimiento de algunas actividades ilegales”.
En ese sentido, indicó que los estados deben generar capacidades de resiliencia frente al crimen organizado. Las mismas, recomendó, giran en torno a la inversión económica, fortalecimiento de la ley y consolidación de un liderazgo político.
Con esos antecedentes, recordó que el 2021 cerró con incautaciones récord en el Ecuador que evidencian que hay un tráfico de drogas alto en el territorio. Pero, también, señaló el tráfico de armas, la minería ilegal, el tráfico de personas dentro de esquemas de coyoterismo, el tráfico de especies naturales, que son problemas importantes en el mundo.
En torno a la violencia en las calles, la especialista indicó que existió un crecimiento significativo. “Hemos crecido casi tres puntos, con una tasa de dos dígitos en número de muertes en las calles. La violencia y el sicariato han crecido de manera significativa”, alertó Álvarez.