Por: Wilson Merino
Hace más de una semana, los ecuatorianos fuimos testigos de uno de los desastres más lamentables de las últimas décadas. Ante nuestros ojos, vimos como la fuerza de la naturaleza se imponía y arrasaba con lo que encontraba a su paso: casas, vehículos, animales y hasta hombres y mujeres que circulaban por la zona. Hoy lamentamos la muerte de 28 personas.
Queda claro que, en memoria de las víctimas fatales, Quito tiene que levantarse, reconstruirse y -en un ejercicio de resiliencia- deberá volver a edificarse.
Y aunque, muchos “líderes de opinión” e incluso medios de comunicación han intentado justificar el negligente accionar de la Alcaldía de Quito frente a la tragedia, los quiteños vimos asombrados cómo el burgomaestre llegaba a la zona del aluvión en un acartonado traje y con paraguas, intentando que sus zapatos no se ensucien, sin un plan de contingencia que alivie la adversidad de las familias afectadas; más tarde, también nos sorprendimos ante sus declaraciones cuando pedía que cesen las donaciones, cuando en la zona cero, muchos damnificados pedían a gritos ayuda y denunciaban que ninguna vitualla les había sido entregada.
Pero eso no es todo. Al parecer, la administración municipal está acostumbrada a “abrir un hueco y tapar otro”. Es así como, el terreno donde se planificaba la construcción de un proyecto ambicioso e innovador hoy está reducido a una escombrera.
Los vecinos del norte de Quito denunciaron que varias volquetas vienen depositando en la cabecera norte del Parque Bicentenario los escombros que se produjeron tras el aluvión. Un total de 16 000 metros cúbicos de lodo, ruinas y animales muertos han sido depositados en un predio donde se planificaba uno de los proyectos más ambiciosos de la ciudad: El Centro de Interpretación de la Agricultura Urbana.
Y es que es precisamente, en las 2.9 hectáreas del lindero norte del Parque Bicentenario, donde la Agencia de Promoción Económica, Conquito, impulsaba la construcción de dicho centro, cuyo objetivo es generar un espacio demostrativo y lúdico, a través del cual se impartan capacitaciones de siembra, producción de alimentos y de agricultura urbana.
¿Qué explicación dará a los quiteños esta vez el alcalde? Es evidente que su miopía no le permite ver el futuro. Su corta visión hoy pone en riesgo un proyecto que constituye una pieza clave para generar una Ciudad de Innovación que transforme su desarrollo productivo.
¿Qué le dirá Conquito a Israel? El embajador de ese país, Sr. Zeev Harel, comprometió recursos económicos para instalar un sistema de riego por goteo en los huertos urbanos.
¿Será que el alcalde conoce del convenio firmado con la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP) para la construcción de dicho centro?
Los quiteños estamos cansados de la improvisación. Estaremos vigilantes para que no se ponga en riesgo un proyecto de agricultura urbana que buscaba garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria de quienes habitamos en la capital.
¡Alcalde, deje de esconder la basura bajo la alfombra!
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