Autor: Pablo Araujo G., profesor universitario.
El proceso de la independencia, que a los 200 años lo recordamos y celebramos, se encuentra marcado por figuras masculinas. Los pronunciamientos de libertad estuvieron liderados por intelectuales, latifundistas, comerciantes y abogados. La guerra fue comandada por militares varones.
En este espacio de opinión, quiero destacar el papel de las mujeres en el proceso de independencia. 200 años después muchos de los nombres y acciones de las mujeres empoderadas para la época, quedará desconocida, sin embargo, hoy quiero recordar el aporte femenino por la libertad.
Manuela Sáenz quiteña nacida en 1795. Quién junto a Bolívar participó de varias campañas militares y fue pieza gravitante en la dimensión estadista del Libertador. Fue coronela del ejército patriota.
Rosita Campuzano Cornejo guayaquileña nacida en 1796. En Lima conoció a Manuela Sáenz. Apoyó al Ejército patriota y fue condecorada por su lucha por la causa.
Manuela Cañizares y Álvarez. Nació en Quito en 1769. En su casa se realizaron las reuniones de los quiteños contra las autoridades españolas en 1809.
Fernanda Barriga nació en el Valle del Chota. Acompañó a Bolívar hasta Santa Marta en su agonía. Al recordarla honramos a los miles de afrodescendientes que lucharon anónimamente por la independencia.
María Andrea Parado Jayo, nació en Ayacucho en 1777 informaba a los patriotas sobre las posiciones de los ejércitos realistas.
Luisa Cáceres Díaz, caraqueña nacida en 1799, acompañó en la lucha al patriota Juan Bautista Arismendi, fue apresada y fusilada por los realistas.
Juana Azurduy, nació en Bolivia en 1780. Junto con Manuel Padilla, lideró las guerrillas contra los realistas.
Policarpa Salavarrieta Ríos nació en Cundinamarca en 1796. Esta joven costurera, llamada popularmente La Pola. Apoyo los insurgentes en labores de espionaje. Murió en Bogotá y nos resuena su frase “volveré de esta y mil muertes por la Libertad”.
Como podemos ver, sin la participación de estas y muchas otras mujeres, el afán de la Independencia seguiría siendo un sueño.
Ellas conspiraron contra los realistas, recogiendo dinero y donaciones para armar a los ejércitos. Acompañaron a los soldados en las batallas, auxiliaban a los caídos, ayudaban a enterrarlos, rezaban las oraciones de difuntos, varias realizaron labores de espionaje y muchas fueron encarceladas y ejecutadas.
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