Por: Nahuel Mendoza Kleener
Cuando piensas que, dentro de lo político, todos los escenarios están dados y el horizonte es claro, aterrizas en la realidad ecuatoriana y adviertes que en este país de la desmemoria, de vez en cuando opera la nostalgia.
Si bien, muchos sostienen que los resultados obtenidos en la Consulta Popular y en las elecciones seccionales responden más a los desaciertos de un Gobierno que a los aciertos de determinada agrupación política, nadie puede desconocer que el slogan “antes estábamos mejor” hizo mella en la sensibilidad de un pueblo que hoy sufre las consecuencias de un gobierno de corte neoliberal, cuyas políticas lo han sumido en la pobreza, el desempleo, la violencia y la desesperanza.
El ministro de Gobierno, Francisco Jiménez ha llamado a “desdramatizar” los resultados del contundente NO expresado en las urnas, lo que nos hace creer que los inquilinos de Carondelet no entienden ni entenderán el mensaje de los ecuatorianos.
¿Cómo desdramatizamos la realidad de cientos de miles que buscan mejores días en otros países porque en su propia patria encontraron todas las puertas cerradas? ¿Cómo se desdramatiza la realidad de las familias que lloraron a sus muertos, víctimas de la violencia sin precedentes que se vive en el país? Presidente Lasso, en 2022 por inacción de su Gobierno se registraron 4603 muertes violentas.
El NO en la consulta es una respuesta no solo a las 8 preguntas planteadas por Guillermo Lasso, sino a su desgobierno, de hambre, pobreza y desempleo.
Hoy buscan un nuevo tanque de oxígeno, así lo develan los últimos movimientos dentro del Gobierno, donde, además de los resultados electorales, deben sortear una crisis interna que se desprende de los últimos casos de corrupción; de la falta de cuadros políticos dentro del partido oficialista, consecuencia de no contar con una estructura partidista, frente al evidente resquebrajamiento de sus bases. Fueron al referéndum en busca de la última bocanada de aire y salieron asfixiados.
El reposicionamiento de los movimientos políticos de oposición como la Revolución Ciudadana y Pachakutik, tornan el panorama aún más desolador para Lasso y su corifeos, dentro de esta grave crisis política. En su burbuja, quienes nos gobiernan, no advierten los graves problemas que se registran en los servicios públicos; la delincuencia; el aumento del desempleo; el narcotráfico; la desatención a un pueblo que ve cada vez más mermadas sus posibilidades de un horizonte alentador; y eso, señores, les pasará factura.
¿Qué se viene? Pues como lo han anunciado los sectores indígenas, sociales y gremios, un calentamiento en las calles que, dudo mucho, tendrá marcha atrás. Las arengas apuntan a la salida de Guillermo Lasso del sillón de Carondelet.
Podemos divisar además la posibilidad de un juicio político en la Asamblea Nacional, por el caso de corrupción más emblemático y sonado: “El Gran Padrino”. Frente a este escenario y a la imposibilidad de defenderse ante tan apabullante evidencia, Lasso verá como única salida la llamada “Muerte Cruzada”, intentando posicionar una narrativa que le permita lavarse la cara y maquillar su papel como el peor gobierno de los últimos años. Esto le dará unos 5 meses para que pueda gobernar por Decretos Ley, pero no apagará los problemas que seguirán sintiéndose en las calles.
Se vienen días duros para el Gobierno Lasso, pero esperanzadores para los ecuatorianos. Todos los caminos conducen a Roma.
Opinión en Primera Plana.