Por: Tatiana Sonnenholzner, especialista en comunicación digital
No soy buena en temas de cocina. No por falta de talento, desde que tengo memoria ese conocimiento llegó como otra de las lecciones que mi madre me enseñó con el ejemplo y en esto ella es la mejor. Diría que es por falta de interés o pereza. Todo lo contrario a los comportamientos humanos, la comunicación y la política, que me apasionan. Por eso las cantidades, tiempos y productos de esta receta no atrevo a describirlos. Lo que si les voy a decir son los ingredientes, que yo considero necesarios, para mejorar la situación actual que atraviesa el país.
– Realidad
Esta es la espina dorsal de la fórmula. Dejar de idealizar, fantasear sobre lo que se desea del futuro y aterrizar en lo que se tiene hoy y, a partir de esa base REAL, empezar el proyecto.
– Continuidad
No es posible llegar a la meta si en el camino cada cuatro años se retrocede hasta el punto de partida. La mala costumbre del borrón y cuenta nueva, porque el anterior era del otro bando, debe tener un punto final.
– Comunidad
Hablando de metas, nadie llega en solitario. Aunque la victoria la reciba, en algunos casos uno, detrás hay un equipo de personas que contribuyeron para que se de ese éxito. Para lograr este objetivo, o todos y todas contribuimos desde nuestros espacios a construir el país en el que queremos habitar o seguimos viendo como va en decadencia.
– Desvictimización
Salir del rol de víctima y empezar a tomar acción sobre los resultados que queremos alcanzar, involucrarse, participar y también visibilizar lo bueno, a los buenos, la razón por la que pese al abandono aún se continúa a flote y las probabilidades que existen de llegar a la orilla son altas, por esa tierra fértil y esa sociedad empapada de esperanza que habita en Ecuador.
– Compromiso
Mantenerse fiel a la causa, esto no quiere decir que los métodos sean inmutables, pues al transitar el proyecto y con la vida transcurriendo las necesidades y problemáticas varían. Sin embargo, con los principios y valores marcados, los atajos con sobreprecios serán cada vez más escasos.
Mi receta no menciona el nombre de un dictador de un país de Centro América o plantea un segundo holocausto, que caiga un meteorito o que las fuerzas armadas se tomen las calles y jueguen al tiro al blanco, tal vez es una utopía, pero aunque parezcan básicos, son factores que está faltando. Esta formula esta sujeta a sugerencias y se pueden aumentar los ingredientes porque es una obra viva de la que todos y todas deben formar parte.
La opinión de Tatiana Sonnenholzner.