Por: Héctor Calderón
Según el presidente Guillermo Lasso, la muerte del alcalde de Manta, Agustín Intriago, recién marca un antes y después en el Ecuador. El primer mandatario, al parecer, ahora se baja de la burbuja en la que ha vivido durante su gobierno.
Lasso no se ha enterado que en lo que va de este 2023 (enero a junio) ha existido un incremento del 71% en la tasa de muertes violentas en comparación con el mismo periodo del 2022. Tampoco se ha dado cuenta que las bandas criminales son las que controlan las cárceles del país y que sus enfrentamientos sangrientos han dejado cerca de 700 muertes violentas desde el 23 de febrero de 2021. Al parecer, el Presidente no se enteró del asesinato de Rubén Cherres, amigo cercano de su cuñado, o lo indefensa que se encuentra la Policía al no contar con los recursos necesarios para su preparación y equipamiento. Ni tampoco le han contado la zozobra en la que vivimos la mayoría de ecuatorianos frente al incremento de secuestros, extorsiones, vacunas y robos violentos.
Todo el Ecuador se pregunta, ¿hasta cuándo Padre Almeida?, pero, lastimosamente, parece que nadie tiene la respuesta. Cualquier cosa que diga Lasso genera indignación en la ciudadanía, ya no es solo un tema de credibilidad, es un tema de incapacidad y hartazgo. Tampoco ayudan el resto de autoridades del Gobierno. Los ministros del Interior, de Defensa, el Secretario de Seguridad, el director del SNAI, gobernadores han sido incapaces de enfrentar la crisis de seguridad. A su nula gestión, se suma su pésima capacidad de comunicar. Sus vocerías confunden, se contradicen y abonan al estado de incertidumbre y miedo. A veces parece que lo hacen a propósito.
Resulta inverosímil, pero las bandas criminales han tenido mejor capacidad para comunicar. Alias “Fito”, los “Tiguerones” han emitido mensajes a la población, acompañados de agentes policiales y del director de la cárcel de Esmeraldas, en los que han anunciado una tregua y han llegado a pedir disculpas a la ciudadanía. Una vez más se demuestra que el Gobierno no tiene nada controlado y que estamos a merced de la voluntad de los violentos.
¿Lasso heredó el problema? No lo sé. Lo que sí sé es que co gobernó con Lenin Moreno y que él y sus colaboradores sabían cómo recibían al Ecuador. Guillermo Lasso y su gobierno son los absolutos responsables de esta situación. Claro que también hay responsabilidad del poder judicial, del legislativo, de los gobiernos locales; pero si no existe liderazgo, si no se hace valer la autoridad pública, cualquier esfuerzo aislado será en vano.
Mientras en este país cualquier discusión derive en correismo-anticorreismo, en el de la culpa es tuya, no mía; nada cambiará. Quien asuma la presidencia, sabe que recibe un país destrozado, ya no queremos excusas, necesitamos saber cómo planean traer paz y estabilidad al país. ¡Hasta cuando Padre Almeida!.
La opinión de Héctor Calderón.