Por: Héctor Calderón
Estamos a pocas semanas de que, finalmente, termine el gobierno de Guillermo Lasso. Han sido dos años tortuosos para el país, tiempo en el que la ineptitud, la ineficiencia, la improvisación y hasta la corrupción han estado presentes.
La campaña de vacunación contra la Covid fue un mero espejismo. A partir de ese hito, todo lo que ha tocado el gobierno de Lasso se ha destruido. Tal es el nivel de incapacidad que, inclusive, sus más fervientes defensores lo han dejado solo. No hay quien, salvo su familia y ministros, pueda debatir la ineficiencia de estos últimos dos años.
Necesitaríamos más que un artículo para poder detallar todo lo nefasto de este Gobierno. Hospitales sin médicos ni medicinas, escuelas sin docentes ni libros, universidades sin recursos, alcaldías y prefecturas sin asignaciones, ministerios con ejecución ineficiente y, por último, falta de planificación y previsión para evitar que en el 2023 tengamos que sufrir apagones en todo el país; son algunos de los problemas que ha atravesado el país durante la presidencia de Lasso. Y, obviamente, la inseguridad tiene un capítulo aparte. Este Gobierno ha sido incapaz de combatirla, nos han mentido con supuestos planes e intervenciones. La realidad es que hoy en día ningún ecuatoriano se siente seguro de salir a la calle. El miedo venció.
De lo que si ha sido capaz Lasso es de mentir y jugar con la ilusión de muchos ecuatorianos. Hasta ahora se lo ve en sus apariciones públicas sonriendo y hablando de los éxitos de su gobierno, éxitos que nadie los siente más que él y su círculo cercano. Esa desfachatez resulta indignante e insultante. El presidente les ha mentido durante dos años a los jóvenes bachilleres, ofreciéndoles un libre ingreso a la educación superior, utopía imposible de alcanzar por la falta de presupuesto, infraestructura y personal en institutos y universidades. Lasso les ha mentido a las mujeres, ofreciéndoles trabajar por erradicar la violencia de género, creando un ministerio de la Mujer sin presupuesto ni políticas claras para trabajar por la inclusión y equidad. Inclusive, funcionarios de este Gobierno, del Estado encubrieron al asesino de María Belén Bernal, quien perpetró el crimen en una Escuela de Policía.
El nivel de cinismo de Lasso ha sido tal, que ha criticado a los medios de comunicación que denunciaron las relaciones de su cuñado con la mafia albanesa. El Lasso candidato nunca fue presidente, el Lasso presidente ha sido lo peor que le pudo pasar al Ecuador.
Finalmente, el 01 de diciembre se irá Guillermo Lasso. En la historia su nombre quedará manchado por la corrupción, la incapacidad y el cinismo. Lasso traicionó a sus votantes, defraudó a sus cachiporreros digitales y mediáticos. El Ecuador no fue un mejor país, como lo había vaticinado uno de sus periodistas afines, los zapatos rojos de su campaña se convirtieron en el símbolo de la sangre de miles de ecuatorianos asesinados durante estos dos años, la pregunta que le hiciera Andrés Araúz en el debate presidencial, al fin, tuvo respuesta. Está claro, Lasso no gobernó para el país, en realidad ni gobernó, solo facilitó el trabajo de las mafias y el enriquecimiento de unos pocos.
Adiós Guillermo, el peor presidente del Ecuador.
La opinión de Héctor Calderón.