Por: Héctor Calderón
Cerramos el 2023 siendo uno de los países más violentos del mundo. A pesar del cambio de rumbo en Carondelet, la violencia no cesa; los casos de sicariato, crímenes violentos, extorsiones continúan en el mismo nivel. El nuevo Ecuador está lejos de llegar.
Es cierto que el presidente Noboa va apenas un poco más de un mes en el Gobierno, pero también es cierto que los ecuatorianos llevamos más de dos años de desesperación, tristeza y angustia. El analista político Oswaldo Moreno describió, en una entrevista, claramente la situación del Ecuador: “en este país la espera no desespera, mata”.
Justo en el día que el presidente Noboa informaba un descenso en las cifras de muertes violentas, Esmeraldas volvió a vivir una noche de terror. Enfrentamientos entre bandas, explosiones y miedo fueron parte de una de las últimas noches del 2023, en esta ciudad que permanece en el abandono total.
Cada día vemos en noticieros y redes sociales vídeos sobre sicariatos. No es uno, ni dos, no son casos aislados; es una realidad que continúa latente en nuestras calles. Niños y niñas asesinados o testigos de crímenes son víctimas colaterales de una violencia que no da tregua.
El tan sonado caso Metástasis nos permite entender, en algo, nuestra realidad. Todas las instituciones están podridas, infectadas por el crimen organizado y, así, la solución se ve más lejana. Junto a esto está la ausencia completa del Estado en algunos lugares. Si hay familias que no tienen acceso a la salud, a la educación, si no hay fuentes de empleo y posibilidades de subsistencia, ni siquiera de desarrollo; las bandas criminales tienen la vía libre. O sino preguntemos a los niños y familias del barrio La Yolita, al sur de Daule, que recibieron un agasajo navideño por parte de Los Choneros, conocida banda criminal liderada por alias Fito.
Es difícil pensar en un 2024 diferente. Noboa tiene poco tiempo para estabilizar la situación y hacer que la ciudadanía, en su día a día, sienta un cambio. Se habla de un plan Fénix que esperemos no sea como el libro con páginas en blanco que, algún momento, presentó Guillermo Lasso.
Lo hemos dicho varias veces, el país necesita acciones urgentes, de aplicación inmediata que permitan paliar la pobreza e inseguridad que vive el país. El actual gobierno no tiene ni tendrá tiempo para cambios profundos, pero sí para frenar la crisis. Otra vez lo decimos. Está a tiempo presidente. No nos defraude.
La opinión de Héctor Calderón