Por: Tatiana Sonnenholzner, especialista en comunicación digital
El 11 de noviembre de 2022 fui a Ecuador después de un año sin estar ahí. Cuando pasé por una de las avenidas principales de mi ciudad, Quito, me encontré con que la Tribuna de los Shyris estaba cerrada con rejas que cubrían todo este espacio público. Cuando pregunté a quién me acompañaba sobre cuál era la motivación detrás de esta decisión, me contestó que era porque la pobreza se ha incrementado y las personas que viven en la calle van a dormir en estas gradas. No entendí cómo eso contribuiría a solucionar el problema, que según mi punto de vista, no es que indigentes hagan de ese pedazo de concreto su hogar, sino justamente la carencia de políticas públicas y proyectos para erradicar o frenar esa pobreza.
El 19 de diciembre de 2023 volví a Ecuador después de un año sin estar ahí. Cuando pasé por una de las avenidas principales de mi ciudad, Quito, me encontré con que la Tribuna de los Shyris estaba cerrada con rejas que cubrían todo este espacio público. Cuando pregunté a quién me acompañaba sobre cuál era la motivación detrás de esta decisión, me contestó que era porque la pobreza se ha incrementado y las personas que viven en la calle van a dormir en estas gradas. No entendí cómo eso contribuiría a solucionar el problema, que según mi punto de vista no es que indigentes hagan de ese pedazo de concreto su hogar, sino justamente la carencia de políticas públicas y proyectos para erradicar o frenar esa pobreza.
Copié y pegué ese párrafo porque, tras más de 365 días de diferencia entre una fecha y la otra, lo único que pasó fue eso, los días. Ecuador es ese pedazo increíble de tierra donde se prefiere meter la basura debajo de la alfombra que barrer la casa. Aquí el sol sí se tapa con un dedo, pues parece que en este espacio del planeta la tierra no gira alrededor de este. El 11 de mayo de 2011, los ciudadanos votaron a favor de la prohibición de Casinos a través de Consulta Popular. El 02 de enero de 2024, el nuevo Gobierno envió a la Corte Constitucional el paquete de interrogantes que irían en una nueva consulta y se plantea esta pregunta otra vez. Ya no solo pasó un año, ya pasó más de una década. Ya no es sólo absurdo, es ridículo. Ya no es una reja, son entre 15 y 20 millones de dólares por invertir en un folleto con preguntas repetidas.
Esto se puede analizar desde distintas aristas, pero me voy a enfocar en dos. La primera, cada que aparece un nuevo mandatario, viene con el eslogan de crear, ahora sí, “Un nuevo Ecuador” entonces aniquilan a ese prematuro país para forzar el nacimiento de uno nuevo, pero nace sietemesino, incapaz de sobrevivir por sus propios medios, sin cuidados y atención adicional. Sorprende la tolerancia para una sociedad cristiana que repudia y condena el aborto y la capacidad de decidir, pero de eso no estoy escribiendo hoy. Volvamos. Tanto es el afán por plantear su miope postura y promoverse como el único salvador de la patria que en lugar de pensar en un proyecto a largo plazo para que ese bebé salga de la incubadora, lo envenenan para que siga enfermo y vulnerable quienes juran tener el antídoto.
La segunda y de la mano de la anterior, los líderes carecen de imaginación, tienen muchos sueños sin planes y los acompaña una sobrepoblación de funcionarios conformistas ocupados con la lengua en las botas del de turno y no en la creación de ideas coherentes y urgentes. Dije botas, por si acaso. Plantean una pregunta obsoleta con la excusa de generación de empleo y promoción del turismo. Una pregunta que hace más de 12 años ya se resolvió. Una pregunta que cuesta dinero a ese país que pone rejas para que los ciudadanos en situación de calle no tengan donde dormir. Siento que voy a implosionar.
No porque esté en contra de los Casinos, que las personas pongan sus monedas donde les plazca. No porque crea que esto promueve el lavado y la delincuencia, peras con manzanas y discursos simplistas. No porque crea que en mi país no pueda existir este tipo de negocios, creo que primero deben existir y estar garantizadas las medicinas para ese Ecuador envenenado en cuidados intensivos, por ejemplo. No porque considere que las personas y las decisiones no pueden adaptarse y cambiar con el transcurso del tiempo, porque ya se resolvió hace más de 12 años y ese dinero invertido nadie lo va a devolver. Para mí, la consulta es una excusa costosa para poner la responsabilidad de la inoperancia en manos de quienes deben ir, obligatoriamente, una vez más a las urnas.
Queridos funcionarios, busquen las formas para que, por medio de las Instituciones del Estado, eso que desean cambiar de la Constitución se pueda resolver sin abrir nuevas grietas ni generar más deudas. Cuando la plata sea suya apuesten todo, lastimosamente, esta vez, si la casa pierde, perdemos todos.
La opinión de Tatiana Sonnenholzner.