Por: Héctor Calderón
A veces los políticos creen que somos ingenuos. Oficialismo y oposición hicieron un show durante días debatiendo sobre el incremento del IVA. Desde la burla por el inglés del expresidente Correa hasta las denuncias por evasión tributaria del grupo económico del presidente Noboa, fueron parte del intercambio político y mediático de las últimas horas. Al final, luego del segundo debate del proyecto tributario presentado por el gobierno nacional, estratégicamente, todos ganan, menos el de siempre, el pueblo.
Inmediatamente concluida la votación, Daniel Noboa envió el veto parcial a lo resuelto por la Asamblea, en el que insiste en subir el IVA al 13% y deja abierta la opción para que, cuando crea necesario, lo pueda aumentar a 15%. El
Gobierno mantiene su plan y, además, sin quemar sus cartuchos, logra mayor recaudación con lo decidido por el Pleno. Tal como ocurrió en el gobierno de Lasso, socialcristianos y correístas se llenan la boca “defendiendo” los intereses del pueblo y al final no insistieron en lo único que evitaría por completo el incremento del IVA, y, esto era archivar la ley.
Y la cereza del pastel la puso la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, en la que, con mucha sorpresa, la mayoría de asambleístas miembros, incluida Valentina Centeno de ADN, decidió ratificar el texto de la Ley Tributaria, aprobado por el Pleno y en el que no consta el aumento del IVA. ¿Por qué es raro esto? Porque para que la Asamblea ratifique lo decidido, necesita 92 votos, cantidad que no alcanza ninguna de los movimientos ni mayorías presentes en el Legislativo.
En la vida hay que ser y parecer y, otra vez queda claro que, en la política, lastimosamente, siempre pesarán más los intereses particulares. Finalmente, el IVA subirá, los unos dirán que actuaron con decisión política, los otros se harán los desentendidos y, seguramente, ambos se estarán dando la mano por debajo de la mesa.
El que se desgasta en la calle, el que se pelea defendiendo políticos e ideologías, el que continúa creyendo y el que siempre pierde, otra vez, será el pueblo ecuatoriano.
La opinión de Héctor Calderón