Por: Héctor Calderón
Con una foto con todo su gabinete, subida a sus redes sociales, el presidente Daniel Noboa festejó la supuesta victoria en la consulta popular de este 21 de abril. Con el texto de “El equipo ganador”, el primer mandatario se autoproclamó como vencedor en estos comicios, en los que la mayoría del electorado le dio el SÍ a las preguntas de seguridad y prefirió decir NO a las del trabajo por horas y el arbitraje internacional.
Para algunos medios de comunicación y miembros del oficialismo, en términos futboleros, este 9 a 2 es visto como una goleada. Pero la realidad es que el análisis no debe ser tan simple. Aparte de los temas de seguridad, el Gobierno planteó dos interrogantes con las que buscaba sostener su plan de reactivación económica e inversión extranjera. Estas preguntas se convirtieron en la joya de la corona, pues eran las que iban a medir el nivel de aceptación del presidente y la confianza del electorado en el Gobierno. Tan es así que, en la última semana de campaña, Carondelet acudió a voceros externos para defender estas preguntas e, inclusive, al prever una derrota quiso desmarcarse del origen de estas al mencionar que fueron otros actores políticos los que las incluyeron. El hecho de que el NO haya ganado en las preguntas de trabajo por horas y arbitraje internacional es un golpe en la imagen gubernamental.
Por otro lado, no puede quedar fuera del análisis el hecho de que haya existido cerca del 30% de ausentismo en este proceso electoral. Esta cifra es la más alta de los últimos años y puede demostrar que un porcentaje de la población está desencantada con la política, está cansada de ir, a cada rato, a las urnas por los mismos temas o simplemente no confía en las actuales autoridades. Cualquiera sea la respuesta, esa apatía o desinterés también afecta a Daniel Noboa pues, por más que pretenda hacer de la consulta un tema colaborativo, la convocatoria fue liderada por su Gobierno.
Este 9 – 2 también se convierte en una nueva prueba de que la mayoría del electorado esta cansada de la polarización y de los “anti”. Ya hablando de cifras, el “todo SÍ” obtuvo un 31% de votos y el “todo NO” un 27%; lo que quiere decir que el 42% de votantes sufragó haciendo una distinción en cada tema y pregunta. Ese 42% no se dejó llevar por la polarización y el odio, ese 42% dijo que quiere seguridad pero que no está dispuesto a aceptar una regresión de derechos ni a vender el país al mejor postor.
El casi 30% de ausentismo, el 42% que votó “Sí” y “No” son las muestra de que el Gobierno no ha ganado. Lo que sí ha ganado es el deseo de la población por sentirse segura, por poder salir a la calle sin temor a que le roben, le secuestren o le maten; y esto se convierte en un desafío enorme para Daniel Noboa, pues, él ha generado la expectativa de que con el resultado positivo en las preguntas sobre seguridad se iba a “sepultar el viejo país de la violencia”.
El presidente se ha colgado la medalla de ganador y con ella toda la responsabilidad de responder a las exigencias de los ecuatorianos. Noboa debe honrar su palabra y demostrar que este domingo 21 se sepultó al viejo país de la violencia. Veremos.
La opinión de Héctor Calderón