Por: Héctor Calderón
El artículo 146 de la Constitución del Ecuador establece, claramente, que “En caso de ausencia temporal en la Presidencia de la República, lo reemplazará quien ejerza la Vicepresidencia. Se considerará ausencia temporal la enfermedad u otra circunstancia de fuerza mayor que le impida ejercer su función durante un período máximo de tres meses, o la licencia concedida por la Asamblea Nacional”. Resulta inentendible que hoy el primer mandatario, sus voceros y asambleístas estén buscando justificaciones para que Noboa no encargue la presidencia a Verónica Abad cuando pida licencia para hacer campaña.
El primer intento ha sido por parte de la Secretaría Jurídica de Carondelet, la cual ha enviado una consulta a la Procuraduría General del Estado para determinar la obligatoriedad de encargar la presidencia a la vicepresidenta. De acuerdo con varios expertos, y creo que también según la lógica y sentido común, esta entidad no tendría la competencia para pronunciarse en este tema. La máxima autoridad en materia constitucional es, justamente, la Corte Constitucional y cualquier duda o interpretación sobre la carta magna desde ser resuelta por este organismo.
Como este intento parece ser fallido. El Gobierno de Noboa ha decidido utilizar el recurso de “la vieja confiable”. ¿Cuál es? Ni más ni menos, Verónica Abad es correísta. Sí, así como lo leen. Hoy, Daniel Noboa y sus voceros nos dicen que la vicepresidenta no es confiable porque tiene pasado correísta. Pero aquí nos surgen algunas dudas, ¿quién decidió que Abad sea su binomio? ¿no revisaron las credenciales de quién, pretendían, los acompañe durante el gobierno de transición? Y, finalmente pero no menos importante, si hablamos de pasado correísta, la principal vocera del actual gobierno fue candidata alterna en la lista de concejales de Alianza País en las elecciones seccionales del 2014. ¿Hay alguien más correísta?
Cada día que pasa, este Gobierno nos demuestra que nunca se imaginó el ganar las pasadas elecciones presidenciales. El Noboa candidato, el Noboa del debate, el Noboa conciliador desapareció el 23 de noviembre cuando fue posesionado. El Noboa presidente es otro, es maquiavélico, es narcisista, es mentiroso.
La responsabilidad absoluta de que Verónica Abad sea su vicepresidenta es de él, de Daniel Noboa, de nadie más. No podemos jugar con la Constitución, no podemos insistir en el clivaje correísmo-anticorreísmo; lo que se debe hacer es cumplir la ley y punto. Si Noboa pide licencia para ser candidato, tal como lo establece la carta magna, su vicepresidenta debe asumir el cargo. No hay más vueltas que darse.
Sean serios…
La opinión de Héctor Calderón