Por: Andrea Velásquez, docente de Marca Personal y Media Training
“El camino de Santiago es un camino espiritual” fue la primera frase que leí cuando conocí Compostela o Santiago de Compostela y aunque tuve la oportunidad de hacer una maestría y doctorado aquí, en Galicia en donde siempre hay un cariño especial, nunca había podido hacer esta experiencia.
El Camino de Santiago es una de las rutas de peregrinación más emblemáticas del mundo, un viaje que trasciende lo físico y se convierte en una experiencia espiritual profunda. Desde la Edad Media, miles de peregrinos han recorrido sus senderos, buscando no solo llegar a Santiago de Compostela, sino también encontrarse a sí mismos en el proceso. Este camino es un símbolo de fe, reflexión y comunidad, donde cada paso nos invita a explorar nuestras propias creencias y valores.
En este contexto, los Misioneros Identes y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) han unido esfuerzos para promover esta experiencia transformadora. De la mano y el corazón de José María Sierra, Misionero Idente y Vicerrector de la UTPL, un grupo de 23 peregrinos estamos recorriendo el camino francés, un viaje que nos invita a profundizar en nuestra espiritualidad y en los valores que nos definen como personas.
Peregrinar a Santiago de Compostela es mucho más que caminar durante varias jornadas hasta llegar a la meta. La peregrinación es un pequeño reflejo de la vida cotidiana, con sus dificultades y alegrías, donde la superación personal y la ayuda comunitaria son el motor que nos lleva hasta el corazón de nuestras aspiraciones. Es un camino de tolerancia y respeto, un viaje hacia el fondo de nosotros mismos.
Recuerdo que hace 8 años me sentía lista físicamente, pero no espiritualmente. Ahora, aunque la situación se ha invertido, estoy convencida de que lo físico se supera con voluntad. Tuve, por ejemplo, una lección de humildad al tener una caída, que me recordó la importancia de levantarse y seguir adelante.
Pero, ¿qué nos enseña el camino? Nos enseña que los valores siempre serán fundamentales. Nos invita a buscar la indulgencia, a abrazar nuestros deseos pendientes y a reconocernos como cristianos. He visto a mi compañera Dora hacer el camino con su madre, y aquí está mi hijo, quien también camina junto a su madre y así cada uno con su propia historia y su propio camino.
La diversidad de perfiles entre los peregrinos nos acerca cada día a conocernos más y a entender que es bueno detenerse y hacer las cosas que realmente importan. La UTPL y los Misioneros Identes promueven esta iniciativa con la finalidad de afianzar la fe, los valores de aquellos que forman a las generaciones actuales y que deben seguir abriendo paso a nuestra sociedad.
Estamos a mitad de camino y vamos todos caminando hacia adentro, vamos caminando físicamente, vamos construyendo juntos.
No hay mejor camino que el que nos lleva a lo que verdaderamente amamos.
Artículo dedicado a mis compañeros del Camino de Santiago UTPL