Por: Héctor Calderón
Desde varios espacios se ha insistido y reclamado la necesidad de que Daniel Noboa asuma el liderazgo en esta crisis energética. El lunes pasado, la Secretaría de Comunicación anunciaba una cadena nacional del Presidente. ¿Qué dijimos todos? Por fin, el presidente apareció y nos va a dar certezas sobre la situación del tema eléctrico. ¿Qué pasó? Ni una sola palabra sobre los cortes de luz. No hizo referencia alguna a lo que los ecuatorianos estamos viviendo. Por el contrario, habló de un tema del que ya todos sabemos, la presencia del narcotráfico y cultivos de cocaína en el país. ¿Es esto importante? Por supuesto, pero la información que dio el presidente pudo ser un boletín de prensa o un anuncio de la ministra del Interior o del comandante de la Policía. La desconexión de Noboa y su gobierno con la gente es impresionante. Mientras Noboa sonríe en la tele, el pueblo se consume en la obscuridad y el desaliento.
12 horas sin energía eléctrica en esta semana. ¿Qué negocio sobrevive en esas condiciones? Y no hablamos de las grandes empresas, que obviamente también se ven afectadas; pero sí de la tienda del barrio, de la heladería, de la panadería, del restaurante, la peluquería que vive de los ingresos diarios de su negocio y no tiene los recursos para comprar un generador y cubrir su mantenimiento.
Ni siquiera hablar de los niños, jóvenes que estudian en la noche o que tienen que esperar a que llegue la luz para tener una clase o hacer una tarea. Y peor hablar de los servicios públicos, que ya eran precarios, y que ahora son paupérrimos por la falta de energía.
Esta es la realidad del país, no la que tratan de posicionar las autoridades del Gobierno y sus acólitos en redes y medios. A diario vemos a personales como Fausto Miño, Teresa Arboleda, Vicente Arroba, Miguel Rivadeneira que tratan de justificar la ineficiencia gubernamental y, cual historia de la Rosa de Guadalupe, romantizar las horas sin energía eléctrica como un momento de sacrificio, de reflexión y, hasta, de unión familiar.
Ya no se puede tapar el sol con un solo dedo. Quieren usar la bandera de la lucha contra el crimen organizado para justificar su incompetencia, pero eso ya no les alcanza.
La opinión de Héctor Calderón