Esta semana, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció la declaración de situación de desastre natural debido a la variabilidad climática, así como la confección de planes para la recuperación de territorios afectados por intensas lluvias.
De acuerdo con el mandatario, si bien la declaratoria se refiere a toda nación, tres zonas sufren grandes daños y por eso la mayor parte de los esfuerzos se centrarán inicialmente en la Alta Guajira (norte) y Chocó (noroeste) por fuertes precipitaciones; y en Bogotá, donde a pesar de haber llovido mucho prevalece la escasez de agua potable.
Advirtió asimismo el gobernante que todavía no termina la actual temporada húmeda, que se extenderá por todo el mes de diciembre según pronósticos, por lo cual podrían aun aparecer nuevos puntos críticos.
El costo inicial para atender la declaratoria de desastre nacional es de alrededor de 415 millones de dólares al cambio actual, abundaron luego las autoridades.
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastre (Ungrd) definió el monto tras consolidar las acciones que adelantará cada sector del gobierno para atender la emergencia creada por intensas lluvias en distintos departamentos del país.
En los últimos 10 días más de 250 mil personas y cerca de siete mil viviendas experimentaron perjuicios en diferentes partes de la nación por las fuertes riadas, de acuerdo con la Ungrd, sobre todo en la Alta Guajira, Chocó y Bogotá.
Condiciones climáticas favorecieron venta de energía a Ecuador
Este viernes, 15 de noviembre, el Gobierno colombiano emitió la resolución que permite exportar energía a Ecuador, mediante la generación de plantas térmicas que operen con combustibles líquidos, despachadas centralmente o de cualquier planta del sistema interconectado nacional.
El documento lo suscribió Andrés Camacho, ministro de Energía y Minas del vecino país, la noche de este viernes.
Esta semana, el ministro colombiano Camacho reveló a través de su red social X, que la venta se haría siempre que la demanda nacional esté cubierta y únicamente a través de plantas térmicas lo cual, a su juicio, abre un mecanismo adicional para ayudar al vecino territorio.
Desde el pasado 8 de noviembre las lluvias empezaron a alimentar los embalses de las hidroeléctricas colombianas.