Un estudio llevado a cabo por el programa PreViMujer, proyecto de la Agencia de Cooperación Técnica Alemana (GIZ) en Ecuador, reveló que la violencia de género “afecta negativamente al bienestar de las mujeres, empobrece a las sociedades, impacta en la economía y destruye los negocios en esta nación sudamericana”.
En su informe, la GIZ explicó que en 2013 el Dr. Arístides Vara-Horna, de la Universidad de San Martín de Porres (USPM) (institución con la que comparte el estudio), realizó una primera investigación pionera en Ecuador para determinar los costos de la violencia contra las mujeres en las microempresas y los microemprendimientos.
Este -precisó la GIZ- fue el primer estudio que se enfocó en analizar sistemáticamente el impacto de la violencia en la productividad y el desarrollo económico de las microempresas, y en cómo les ha afectado a aquellos emprendimientos el hecho de no considerar a la violencia contra las mujeres como factor de alto riesgo para la sostenibilidad.
A partir del análisis de la base de datos de la II Encuesta Nacional de relaciones familiares y violencia de género contra las mujeres, realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) en 2019, la pesquisa concluyó en que 54 de cada 100 mujeres dueñas de microemprendimientos en Ecuador han sufrido algún tipo de violencia, perpetrada por sus parejas o exparejas.
Asimismo, especificó que, tomando en cuenta el último año, 21 de cada 100 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia ejercida por su pareja o expareja.
«Como consecuencia, 73,7 por ciento ha sufrido algún daño físico o emocional, lo que ocasionó, para el año 2019, un costo anual de 214 millones de dólares en pérdida de ingresos netos, y de 28,9 millones de dólares en gastos de bolsillo, un equivalente al 0,26 por ciento del Producto Interno Bruto de ese año”, alertó la GIZ.
Ecuador entre países más emprendedores de la región v/s niveles de violencia contra las mujeres
De acuerdo con el estudio de PreViMujer, de la GIZ, “Ecuador es uno de los países más emprendedores en América Latina, con una alta participación de féminas en los emprendimientos por cuenta propia, pero también es una de las naciones con los mayores niveles de violencia contra las mujeres (VcM) por parte de sus parejas o exparejas».
En este sentido, consideró a la VcM como “una flagrante violación de derechos humanos y un problema crítico de salud pública que trasciende las fronteras sociales, económicas y geográficas, siendo considerada como una grave pandemia”.
La GIZ aplicó el estudio a mujeres de 15 y más años, alguna vez con pareja, con condición laboral de patrona u ocupación por cuenta propia, residentes en los hogares de Ecuador, tanto en las áreas urbanas como rurales, a nivel nacional. En total, fueron encuestadas unas 1.251.309 mujeres.
Entre los principales resultados de la investigación salió a relucir que 5 de cada 10 mujeres dueñas de microemprendimientos en Ecuador han sido violentadas al menos una vez por su pareja o expareja.
Considerando los últimos 12 meses de relación, 2 de cada 10 han sido agredidas y la violencia que prevalece mayormente es la psicológica (52,6%), seguida de la física (34,7%), la económica/patrimonial (20,8%) y la sexual (11,3%).
Según la GIZ, en este estudio, comparado con los resultados del realizado en el año 2012, la violencia no ha disminuido y, por el contrario, se ha incrementado.
En aquel momento -detalló- “la prevalencia de VcM era del 51,1 por ciento, al menos una vez durante la relación, y de 14,4 por ciento durante los últimos 12 meses”.
La violencia también impacta en la salud
La investigación advirtió además que la violencia contra las mujeres también produce un impacto negativo en la salud física y emocional de aquellas que son dueñas de microemprendimientos en Ecuador.
“Un 73,7 por ciento de las mujeres agredidas experimentó algún daño físico o mental como consecuencia del ataque, siendo las mujeres ocupadas por cuenta propia, las separadas y las que residen en el área rural quienes tienen mayores probabilidades de sufrir daño”, insistió el estudio.
Recomendaciones a partir del estudio de la GIZ:
1. Para el Estado, se requieren políticas gubernamentales que promuevan el emprendimiento de las mujeres de forma integral y no solo desde el enfoque económico.
2. Existen muchas necesidades que hacen vulnerables a los emprendimientos, especialmente a los de supervivencia (..) Es fundamental asegurar su cobertura y acceso a los servicios del Estado, principalmente a aquellos coordinados por los gobiernos locales y descentralizados. Asimismo, es indispensable realizar campañas que acerquen estos servicios a las mujeres con emprendimientos, especialmente a las que se dedican al comercio ambulatorio, artesanal y a los servicios no calificados.
3. El INEC debe continuar optimizando los indicadores de medida de ingresos netos en la encuesta nacional especializada. Capturar primero los ingresos brutos y luego los egresos del negocio proporcionará, por diferencia, los ingresos netos. Preguntar directamente a las mujeres puede generar ambigüedad o error, sobre todo en las mujeres con menor nivel de escolaridad o experiencia en contabilidad.
4. Diseñar nuevas formas de crédito que estén libres de desigualdad de género, para lo cual se requiere de capacitación interna a fin de comprender cómo la VcM es un desestabilizador crediticio. Además se requiere el establecimiento de protocolos de atención que minimicen el riesgo de VcM en clientas potenciales y con canales de derivación a los servicios de protección y atención del Estado para las clientas agredidas.
5. Para las instituciones de la Economía Popular y Solidaria (EPS) es importante seguir reforzando el empoderamiento de las mujeres en las asociaciones y cooperativas, con un especial énfasis en la prevención de la VcM, considerando que ella representa un costo-oportunidad pernicioso que afecta la integridad y desarrollo de las socias y que atenta contra el fin para la que fue creada la EPS. La Economía Popular y Solidaria debe promover igualdad y tolerancia cero a la VcM, además de autonomía económica.