El Gobierno Nacional expresó este lunes, 16 de diciembre, que aprecia “la recuperación del orden constitucional en Corea del Sur”, tras la reciente inestabilidad política que derivó en la destitución del presidente de ese país asiático, Yoon Suk-yeol.
Mediante un comunicado difundido a través del perfil en X de la Cancillería, el Ejecutivo reiteró que “se congratula de la firme defensa de la democracia y la ausencia de incidentes violentos durante este proceso, lo que refleja la madurez cívica del pueblo coreano y su compromiso inquebrantable con los valores democráticos’.
De igual manera, reafirmó el “apoyo y compromiso del país andino para seguir fortaleciendo los lazos de amistad y cooperación bilateral con el gobierno de Han Duck-Soo”, el primer ministro surcoreano que asumió la presidencia interina del país tras la salida de Yoon.
“Ecuador valora profundamente la relación bilateral con la República de Corea y continuará trabajando para promover una agenda conjunta que fomente el desarrollo, la prosperidad y el entendimiento mutuo entre ambos pueblos”, detalló el documento.
El pasado sábado, 14 de diciembre, el Parlamento surcoreano aprobó la destitución del presidente Yoon por haber declarado la Ley Marcial el 3 de diciembre.
Los 300 diputados de la Asamblea Nacional participaron en el proceso, con un resultado de 204 votos a favor de la moción presentada por la oposición para destituir a Yoon, 85 en contra, tres abstenciones y ocho papeletas nulas.
La moción de destitución salió adelante después de que algunos miembros del People de Yoon se unieran a los partidos de la oposición, que controlan 192 escaños de la Asamblea Nacional, de un total de 300 miembros, alcanzando el umbral de dos tercios necesario para la destitución.
Ahora, la presidencia interina del ministro Han Duck-soo se mantendrá hasta que el Tribunal Constitucional declare oficialmente destituido a Yoon, dentro de los próximos seis meses.
De confirmar la decisión del Legislativo surcoreano, se convocarán elecciones anticipadas.
Yoon conmocionó a la nación cuando otorgó a los militares amplios poderes de emergencia para erradicar lo que denominó “fuerzas antiestatales” y vencer a los opositores políticos obstruccionistas.
Más tarde pidió disculpas a la nación, pero también defendió su decisión y se resistió a los llamados a dimitir antes de lo previsto.