Por: Héctor Calderón
Quienes nos movemos en el campo de la comunicación sabemos que la capacidad de gestionar una crisis es fundamental para la imagen y reputación de una autoridad, institución o empresa. Hay acciones que son transversales y que deberían servir como guion para todo cuarto de guerra o comité de crisis:
- Reacción rápida y oportuna
- Precisión y coherencia con la información: generar certezas
- Escoger las vocerías y homogeneizar el discurso
- Tener empatía y demostrar cercanía.
Tras 14 días de la lamentable desaparición de los 4 menores en Guayaquil y luego de que la difusión del caso haya escalado a todo nivel, el Gobierno Nacional decide aparecer para dar una respuesta. ¿Lo hace oportunamente? Claro que no, todo lo contrario. Lo hace cuando en la opinión pública ya se había posicionado la idea de que había una responsabilidad del Estado en este hecho. En estos casos el silencio no es prudencia, en estos casos el silencio es inseguridad, desconocimiento, quemeimportismo.
En la mañana de este lunes 23, en entrevista con radio Democracia, Miguel Rivadeneira le consultó al presidente Daniel Noboa cómo se había manejado esta crisis. La respuesta del presidente solo evidenció que en Carondelet no están preparados, no hay un plan, no hay un comité, no hay un equipo que asesore y gestione.
Ok, ya salieron tarde. Al menos ¿dieron alguna certeza? Otra vez, la respuesta es no. El primer pronunciamiento público fue por parte de los miembros del Bloque de Seguridad. El ministro de Defensa y los comandantes de la Fuerzas Armadas y de la Policía nos generaron más dudas que certezas. Dijeron que las FFAA no tenían nada que ver, pero anunciaron una investigación interna. La Policía se limitó a decir que la Fiscalía si se había activado en el caso y el ministro de Gobierno se victimizó y dijo que reclamar y presionar por respuestas en este caso era hacer el juego al crimen organizado.
Ya que salieron tarde, que no generaron ninguna certeza, al menos ¿se pusieron de acuerdo para decir lo mismo? Y otra vez, la respuesta es que no. Mientras el presidente Noboa decía en radio Democracia que había que declararles héroes a los 4 menores desaparecidos, el ministro de Defensa contaba en otra radio que el reporte de las Fuerzas Armadas menciona que los menores habrían sido detenidos porque, supuestamente, estaban robando a una mujer. ¿Cómo es posible que el presidente quiera declarar como héroe a alguien detenido por robo? ¿Cómo es posible que los menores hayan sido detenidos, supuestamente por hurto, y luego desaparezcan? ¿Cómo es posible que el presidente y su ministro de Defensa no manejen el mismo discurso?
Todo esto demuestra la falta de empatía del Gobierno para con los familiares de los 4 menores desaparecidos y para con la ciudadanía que sigue sumida en el miedo y la indignación. El gobierno no ha sido capaz de manejar esta y ninguna crisis. Todo se le ha ido de las manos y, por ello, ha tenido que acudir a distractores y a mantener viva la disputa y la confrontación política.
Los 4 menores de Guayaquil deben regresar vivos a su casa, su familia y el país necesitan respuestas; eso no es hacerles el juego a los criminales ni a los opositores, no es estar a favor o en contra del Gobierno; es exigir justicia, es pedir la verdad.
La opinión de Héctor Calderón