En entrevista en el programa «Zoom Al Día» de Primera Plana, Rodrigo Padilla, gestor cultural y comunicador empírico, hace una evaluación a los retos de la televisión ecuatoriana.
La televisión ecuatoriana
La tele va a morir en algún momento. Aún es el medio de mayor prevalencia en Ecuador pero va a morir. La Radio va a seguir medio viva porque la escuchamos en el auto u otros espacios mientras hacemos otras actividades.
Hay que diferenciar entre la Tv en Quito y en Guayaquil. Hay una diferencia en el presupuesto. Nosotros (La Kombi), probablemente, fuimos uno de los pocos programas quiteños que pegaron en Guayaquil.
Llegó un momento en el que Teleamazonas nos dijo “necesitamos que peguen en Guayaquil”. Yo me cuestionaba ¿por qué nadie de la parrilla de la televisión le apuesta netamente a Quito?.
TC tiene mucha producción en Guayaquil, cero en Quito; al parecer es el único lugar que vende en el país. Teleamazonas le apostó a un enlatado y le fue bien. Ese canal tiene su noticiero y se mantiene a través de la nueva joya de su corona, que es «MasterChef».
Desde hace mucho tiempo no ha existido el “voy a invertir” porque somos un país caro y un mercado muy pequeño. Tienes un monstruo al lado, que se llama Colombia y produce todo, tienen seriados en Netflix. De hecho, la película de «Enchufe TV» llegó a Netflix como colombiana.
Hay un tema de regionalismo en los canales de televisión, todos tienen base en Guayaquil, excepto Teleamazonas y este canal quiere pegar en Guayaquil. Nadie le ha apostado al público de Quito.
«La Kombi»
“La Kombi” nació en julio del 2003, era un programa netamente quiteño, en un canal netamente guayaquileño. Nosotros venimos desde otro lado, somos psicólogos. Yo creé el programa de radio en la Facultad de Psicología con una profesora que dictaba la clase de psicología política; ahí hablábamos del humor como una herramienta para hacer una revolución.
En Argentina, Fernando de la Rúa caía gracias a Tinelli. En Colombia había un programa que se llamaba “La Tele”, estaba Garzón, que lo mataron. Había varios personajes de Latinoamérica en Ecuador, de alguna forma el humor no traspolaba lo político en aquella época. No iba más allá de la caricaturización.
Luego se unió Jalal Dubois. Fuimos a Radio Latina y pagábamos por el espacio. Tenían una versión nocturna el fin de semana, que empezaba a las seis de la tarde hasta las 12 de la noche, ponían música independiente, rock en español, mucho rock ecuatoriano. Entonces compramos el espacio y salíamos al aire los viernes de seis a siete de la noche.
En el primer programa le hicimos una entrevista a nuestro profesor y el pana que nos cobraba nos dijo ‘nunca se empieza un programa con una entrevista’. Fuimos aprendiendo sobre la marcha. Nos llamaron de una productora digital, hicimos casting y nos eligieron.
«La kombi» original no fue la que terminó siendo porque la original no cuestionaba nada. En TC tampoco funcionó, en los tres primeros meses nos dijeron ‘chao’.
Programas de los 90
“Mitos y Verdades” y “América Vive” no son producidos por el canal. No están en ‘prime time’ (franja horaria con mayor audiencia), tiene un horario de sábado en la noche, que los ven la gente que no tiene nada que hacer.
Después vino el boom de “La Televisión” con Freddy Ehlers; Teleamazonas sacó “Día a Día” y todos los canales también lo intentaron. Después vinieron los “realitys”, RTS, Gama y TC tenían el suyo y empezaron a competir con lo mismo.
A finales de los 90 aparece la apuesta por el humor: “Ni en Vivo ni en Directo”, “Solteros Sin Compromiso”, “La Kombi”, “Vivos”.
Redes sociales
Es un espacio muy poco explorado. En un momento dado va a ser difícil que logren ser rentables por sí solas. Van a necesitar que alguien ponga el billete atrás. Cuando alcancen a ser rentables, van a llegar las grandes corporaciones.
Somos un país que tiene muchas historias buenas que contar pero a la televisión solo le interesa que pongan su línea editorial, en defensa de sus propios intereses y el resto que venda lo que más pueda.
¿Por qué Colombia sí produce?
Son un mercado mucho más grande. En un momento, los colombianos se dieron cuenta de que no podían vender turismo por el conflicto interno con la guerrilla. Entonces podía vender historias y música. Juntaron estos elementos y sacaron sus primeras producciones: “Café con Aroma de Mujer” y “Escalona”.
Tomaron su música y la internacionalizaron, le apostaron a algo. Nosotros, en cambio, no le apostamos a nada. Los ecuatorianos nunca hemos dicho ‘pongámonos de acuerdo en algo para generar industria en algo’.
Nos quedamos en discusiones tan burdas. No nos hemos puesto de acuerdo en nada. ¿Qué cosa podemos poner los ecuatorianos en algún lugar, para decir esto es Ecuador?, hasta les negamos a los otavaleños.
Un peruano camina por el mundo e identifica un restaurante peruano, donde sea. Nosotros no nos hemos puesto de acuerdo en nada porque nos pasamos peleando por quién tiene la razón: el guayaco, el quiteño, el cuencano. En Quito hay una división entre las personas del Sur, Norte, Cumbayá y Los Valles.
Perú es cocina, Colombia es música y producción, Argentina es carnes y fútbol. ¿Qué es Ecuador? Es todo y nada, entonces ¿con quién vamos a competir?, eso se refleja en nuestra vida. La televisión ha sido víctima de eso porque no existe la tele ecuatoriana. Solo nos dedicamos a copiar lo que vemos de otros lados.
«Enchufe TV»
Enchufe TV vino a patear el tablero. Jorge Ulloa me dijo ‘ustedes eran mi referente’. Qué bueno que de una u otra forma terminaron evolucionando y llegaron a toda Latinoamérica; son los más grandes que hay en Ecuador, pero no llegaron a la tele porque cuando lo intentaron la tele les dijo ‘eso es muy osado, no va a pegar’.
Entrevistas, en Primera Plana.