La Organización Internacional del Trabajo (OIT) determinó el 12 de junio de cada año como fecha simbólica contra el trabajo infantil. Esta organización exhorta a los Estados a redoblar esfuerzos para erradicar este tipo de violación de derechos.
La pandemia de la COVID-19 ha dejado en situación de vulnerabilidad a los niños, niñas y adolescentes. La OIT expone varias afectaciones de la pandemia hacia este sector de la población. 1) el trabajo infantil se ha convertido en una alternativa de supervivencia para las familias más pobres. 2) El virus puede aumentar la pobreza y por lo tanto el trabajo infantil. 3) Las condiciones de los niños y niñas que ya trabajaban se pueden agravar; tendrían que trabajar más horas, en lugares y actividades peligrosas, esto afectaría su salud, seguridad y desarrollo.
El Consejo de Protección de Derechos de Quito establece que el Estado ecuatoriano debe “invertir recursos financieros, técnicos, humanos, suficientes que permita proteger a las familias más empobrecidas, de manera integral para salvaguardar el derecho a una vida digna de los niños, niñas y adolescentes, sobre todo atacando las causas estructurales del trabajo infantil”.
Según el Ministerio de Educación, en 2020, 3.209 niños, niñas y adolescentes fueron desvinculados del trabajo infantil; sin embargo, los índices aún son altos.
Cifras en Ecuador
Hasta el 2020, Ecuador registró cerca de 420 000 niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil, según datos de la Organización World Vision. De ese total, el 73.5% trabaja en el sector agrícola y ganadero.
En Quito, siete de cada diez niños y niñas que trabajan tienen ente 5 y 14 años, según datos hasta 2019. El 16% de este sector de la población que se dedica a trabajar, no tiene acceso a educación.