Con tan solo dos puntos de diferencia, Chile vivirá el próximo 19 de diciembre el balotaje para elegir a su nuevo presidente entre José Antonio Kast, del Partido Republicano, y Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad. Estos actores aparecen en la palestra política cuando Chile enfrenta una Constituyente que, de acuerdo con Katalina Barreiro, investigadora del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), demostró que es necesaria una renovación política.
Barreiro señaló que el país sudamericano ha pasado, desde hace dos años, por renovaciones en torno a lo político y lo social. Así, se refirió a las protestas de 2019 y a las protestas universitarias de la última década. Con las movilizaciones, dijo Barreiro, existe un cuestionamiento a las fuerzas políticas que cuestionaron el rastro neoliberal de Pinochet y que determinó la Constituyente. En esta última, también mencionó que es importante citar a la participación del sector indígena que en su momento fueron catalogados como terroristas.
Los nuevos rostros
Barreiro destacó que, tras la proclamación de resultados, llama la atención que las dos principales figuras no rebasan los 55 años. Es decir, resaltó la influencia de la Asamblea Constituyente que incorporó a gente joven. Entre ellos, precisamente al candidato Boric, un líder universitario de izquierda radical, dirigente estudiantil de 35 años.
“El sistema de la concertación, la memoria alrededor del poder de la dictadura, se rompe”, dijo Barreiro. Así, recordó que estos dos extremos demostraron que, aunque el voto en Chile es facultativo, sí movilizó a la militancia de izquierda, aunque no lograron arrasar en las elecciones.
“La tendencia de Boric presenta un estado de bienestar”, indicó Barreiro. Así, señaló que la propuesta del candidato consiste en retornar a la educación gratuita. También, la seguridad social regulada por el estado, la vivienda social, entre otros factores.
Por el contrario, la propuesta de Kast es volver a radicalizar el sistema de estado hacia lo neoliberal, con funcionarios mínimos, volver a reducir el estado y volver a promocionar la propiedad privada.