Por: Tatiana Sonnenholzner, especialista en comunicación digital
Hace un año, más o menos, conocí a Lisa Marie. La química entre las dos se dio de forma inmediata, natural y sencilla. Créanme cuando les digo que a mi me toma bastante más de 24 horas mostrar mi ser y mi esencia, no se diga mi vulnerabilidad, es más, confesaría que algunos de mis vínculos cercanos todavía no la han visto, soy profesional en levantar el muro, cosa de la que no estoy orgullosa, pero si del camino para lograr derribarlo en el que estoy trabajando. En fin, ese es un detalle para contextualizar mi sorpresa ante la comodidad con la que me sentía cerca de esta mágica mujer con la que no compartía lengua materna, continente o contexto, pero si dos días de viaje y el tiempo que tomaría llegar, en un skoda Felícia azul, de Frankfurt a Berlín, sin escalas, pero sin silencios incómodos.
Tanto hablamos que el intercambio fue desde hacer catarsis sobre algunas relaciones ambiguas y desgastantes hasta saber cuáles eran sus sueños. Por supuesto que para llegar a eso, pasamos por algunos temas. Unos mas livianos, como las consecuencias de vivir en una sociedad machista y patriarcal y las similitudes de nuestras vivencias siendo dos mujeres de diferentes países, culturas y realidades. A otros más polémicos, como si la salsa picante resalta el sabor de las comidas, debate en el que yo marqué mi desacuerdo porque para mi lo daña, como por ejemplo también lo hacen no resolver los pesos que cargamos o fingir un orgasmo. Hablando de esto, Lisa Marie me dio la lección que hoy quiero revelarles. Con una sabiduría infinita Lisa me dijo: “Tatiana faking an orgasm is similar to damaging your algorithm”. Fingir un orgasmo es similar a dañar voluntariamente el algoritmo de la aplicación donde reproduces tu música ¿Por qué harías eso? Me preguntó y yo no respondí para que siga instruyéndome mientras yo tomaba notas mentales.
Siguió: si en lugar de reproducir la música que te relaja, divierte, motiva la producción de endorfinas y te transporta a una realidad superior, escoges una y otra vez lo que no te gusta, entonces la plataforma solo te sugerirá las canciones que no te generan ningún placer escuchar. Pasa lo mismo cuando, por ser condescendiente con un man, le regalas una actuación digna de un Oscar (como si el la necesitara) y al final, tú solo te quedas con el historial dañado y ninguna buena anécdota para contar. Así que no te auto boicotees y ponte los audífonos, pero para regalarte un momento de satisfacción y goce escogiendo lo que de verdad te hace vibrar. Porque si amaneciste actriz, que sea para interpretar el papel de la mujer que quieres ser en tu vida, sin la necesidad de la aprobación masculina, desarrollalo tan bien que en algún punto se convierta en una realidad, lee y apréndete tus propios guiones donde incluyas el “no” a los momentos y personas que ya no se ajustan a tu esencia y no dañes tu algoritmo, conócete, ámate y mejóralo.
Opinión en Primera Plana.