Por: Nahuel Mendoza, analista político
No me gusta escribir sobre cosas tristes, pero el país últimamente se ha visto envuelto en una trama que parece ser escrita por el mismísimo Quentin Tarantino; una telaraña de historias sangrientas, malas noticias que se entrelazan y que, cuando parecen haber llegado a su clímax, un giro inesperado las pone peor. En esta, que ojalá fuera una ficción, pero que parece una pesadilla de la que no terminamos de despertar, los más afectados son nuestros bolsillos.
Hagamos un recuento de lo sucedido.
Desde el 1 de abril de 2024, Daniel Noboa, mediante una reforma tributaria, subió el Impuesto al Valor Agregado, IVA, del 12% al 15%. Con base en este aumento, todos los precios se dispararon; es decir, desde ese día, no solo se incrementó el IVA, sino también los combustibles. ¿Cómo?, así como lo leen, la gasolina extra y ecopaís subió de $2,40 a $2,47 por galón. Pero no nos olvidemos que también subió el diésel, de $1,75 a $1,80 por galón.
Es decir, hubo ya un primer golpe integral al bolsillo de todos los ecuatorianos que repercutió con más fuerza en los sectores más vulnerables. Aquel 1 de abril, subió todo, ya que los productos de primera necesidad, incluidos los alimentos -a raíz de los incrementos del IVA y del combustible, sumado a la especulación- incrementaron hasta un 20% su valor, en los mercados, supermercados y tiendas de barrio.
¿Hubo alguna actuación por parte de las autoridades para frenar la especulación de los precios de los alimentos? La respuesta es NO. ¿Bajarán los precios o se regularán? NO.
Cabe recalcar que una de las promesas de campaña de Daniel Noboa, en lo concerniente a la elevación de impuestos era que no los iba a subir. Nos mintió.
Nos vendió la idea de que el incremento del IVA era necesario para combatir el crimen organizado, la delincuencia, el tráfico de drogas y demás actividades ilícitas que nos tienen sumidos en una desmovilización y en un temor constante; sin embargo, durante los últimos meses los índices de criminalidad y muertes violentas han ido en aumento.
Sigamos.
Nos dijo que no iba a adquirir más deuda para el país, ya que, como sostuvo en campaña, “Si no se roba, el dinero alcanza”; ¿adivinen qué?, en menos de un mes, nos endeudamos en casi 5.000 millones de dólares, tanto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), como con la Corporación Andina de Fomento (CAF).
No obstante, para burla de todos, de los primero 1.000 millones que ya nos desembolsó el FMI, fueron directo a pagar una deuda con la propia CAF. El gobierno tiene prioridades y las clases más desfavorecidas, no aparecen en la lista.
¿Por qué no pagar a los prestadores de servicios de salud?
¿Por qué no destinar esos recursos a educación, salud o a inversión pública?
¿Por qué no pagar a contratistas del Estado a los que se les adeuda durante ya tanto tiempo?
Pero lo peor es que, para acceder a los próximos desembolsos, el multilateral condicionó a Noboa. En la misteriosa y nada pública Carta de Intención se establece que el teeanger gobernante debe eliminar los subsidios a los combustibles, reducir el tamaño del Estado y otra gran lista de políticas que afectan directamente a los bolsillos y a la estabilidad laboral de los ecuatorianos.
Como si esto fuera poco, Daniel Noboa anuncia el incremento a los precios de la gasolina Extra y Ecopaís, UNA VEZ MÁS, de $2,46 a $2,72 por galón; pero no queda ahí, irá en aumento mes a mes, hasta alcanzar precios internacionales, por sobre los $3,40 por galón.
¿Qué nos dijo en campaña Daniel Noboa? Que nunca incrementaría los costos de los combustibles, pero ¿adivinen qué? Nos volvió a mentir.
Los golpes que nos da Daniel Noboa, son cada vez más dañinos: llegan directo al estómago de los ecuatorianos, haciéndonos sentir hambre; pasan por el corazón, jugando con nuestros sentimientos (no se si reír o llorar); llegan a la cabeza, desafiando a nuestra cordura, intentando confundirnos con eufemismos, con palabras adornadas, llamando como “Estabilización de precios de la gasolina”, al vil aumento; como ya en su momento lo hizo Lenin Moreno, en 2019, con su famosa “liberalización” de precios; o Lasso, con su “actualización” de precios. Sean valientes y llamen a las cosas por su nombre, que por más que busquen suavizarlas desde el marketing, hay una realidad que nos dará contra el piso, sin campaña de comunicación o estrategia de Tiktok que nos levante.
En fin, veamos que otro golpe nos tiene preparado Daniel Noboa, pero, sobre todo, veamos hasta cuándo el pueblo ecuatoriano se mantendrá timorato.
La opinión de Nahuel Mendoza