Por: Tatiana Sonnenholzner, especialista en comunicación digital
Mis domingos ya no son para recordar con melancolía un viejo amor, no bañarse y ver series mientras llenas de migas la cama que juras tenderla a la mañana siguiente antes de cumplir todas esas promesas que mueren en lunes.
Mi domingo a veces es un viernes, puede ser un miércoles o también un jueves y este, fue uno de mierda. Hay días así, que nada sale aunque lo intentes, esos que cuando el vaso está medio lleno es como un tsunami que te va a ahogar y cuando está medio vacío, entonces es la sequía que garantiza tu deshidratación extrema.
Días en los que le llevas la contra a la galleta de la fortuna que sentencia que pronto aparecerá lo que estás buscando ¿Cuándo? Porque de tanta espera ya hasta se me olvidó lo que era. Días en los que mientras el horóscopo te augura un positivo inicio de semana basado en la luna nueva y Jupiter tu eres el que se siente retrógrado con su vida.
Hay días de mierda en donde las certezas saben a duda, la distancia que te separa con los que extrañas ya no se mide en kilómetros sino en infinito y de los que tienes a metros de distancia se siente en vacío. Días en los que las decisiones parecen errores y las frustraciones se auto invitan a tomar el té en tu casa, que además arriendas, no cabes ni tú y no hay té porque te olvidaste de hacer la compra.
Esos donde tú paz emocional y estabilidad mental son los únicos que se tomaron un descanso, te dieron un besito en la frente y con el sombrero playero se fueron a disfrutar del verano, mientras tú te quedas parado en la vereda como un perrito mojado con ganas de llorar porque te cayó la ficha de que el cansancio ganó esta partida.
Días en los que aunque casi nada hace sentido hay una voz que te sacude y recuerda que todo es temporal, que transitar un domingo de mierda se supera cuando aceptas de que es solo eso, un día. Darle el espacio para que te habite con la lucidez de que en 24 horas puede ser diferente.
Abrazo a los del que tuvieron un domingo de mierda.
La opinión de Tatiana Sonnenholzner.