En entrevista exclusiva con A Primera Hora, el analista Pedro Donoso dio observaciones sobre el escenario político actual. Así, criticó que el gobierno eleve al nivel de opositor a Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), cuando no quiere que sea su opositor.
En esa línea, resaltó que “es mucho más fácil que el correísmo sea oposición y no el movimiento indígena”. De esa manera, destacó que la Conaie tiene identidad, puede calentar las calles, puede hacer oposición desde la política pública como el proyecto para bajar los intereses que presentó Salvador Quishpe.
“El juego democrático no tiene conspiración. No toda oposición es conspiración”, explicó. Ante ello, dijo que el presidente cometió un error al elevar a Iza como opositor al igual que Correa y Nebot.
Para el analista, en la teoría, el Partido Social Cristiano (PSC) era un aliado del gobierno. Pero, en la práctica, fue el mismo gobierno el que decidió ubicarlo como opositor. Así, perdió la disputa en un mismo sector ideológico y en la misma lógica geográfica. “Se disputó con su hermano gemelo”, agregó.
“El clivaje no es izquierda y derecha, sino sierra y costa. Aunque, de moda también es correismo y anticorreismo”, destacó Pedro Donoso.
La gestión del gobierno
Para Donoso, el gobierno de Guillermo Lasso inició con optimismo al ver un nuevo gobierno y que el mismo cumpla su propuesta de campaña sobre la vacunación.
Ahora, ese optimismo está caído, agregó. En primer lugar, indicó que el gobierno no puede apostar a lo que no tiene control, tal es el caso de las cárceles y ola de delincuencia en el país. Además, existe una falta de operación política cuando el gobierno no tiene información sobre el país que lo otorga, por ejemplo, el censo. En este último tema, dijo que el gobierno no sabe la composición demográfica y, por tanto, no hay metodología en la gobernanza. Finalmente, también criticó que no existe una capacidad para definir la identidad del gobierno.
Sobre los diálogos
El analista explicó que, desde la lógica política, proponer el diálogo como fin y no como medio es un problema. “No puede hablar de diálogo si no hay resultados. Al diálogo deben presentarse con unos preconceptos”, ejemplificó.