Por: Héctor Calderón
El fantasma de los apagones regresa al país. El pasado sábado nuevamente el Ecuador sufrió una desconexión eléctrica que afectó a varias ciudades del país. Durante más de 4 horas, los ecuatorianos vimos interrumpidas nuestras actividades por un corte que no fue anunciado y que, no sabemos, si fue planificado. Por qué decimos que “no sabemos”, porque la versión oficial habla de un error humano; es decir, pasamos de las teorías de conspiración y espionaje, a culpar a algún técnico que, seguramente siguió órdenes.
El apagón, sin duda alguna, también dejó sin energía eléctrica a los iluminados de Carondelet, quienes meses atrás habían anunciado, como un logro de este Gobierno, la ley No más apagones. Daniel Noboa se erigía como el presidente que resolvía la crisis energética pero la improvisación y negligencia de su Gobierno nos devolvieron a la realidad.
Inconvenientes en la contratación de la famosa barcaza, falta de mantenimiento de las hidroeléctricas, cero planes de contingencia para enfrentar sequías y estiaje, nula autocrítica y compromiso para resolver la crisis. Como ya es su costumbre, Noboa, su gobierno y sus acólitos recurren a la misma justificación de siempre: las hidroeléctricas están mal hechas, hay complot, hubo error humano, pidamos a San Pedro que nos haga el favor.
Todos son culpables menos el Presidente. Inclusive ahora, en una demostración más de desesperación, anuncia que el Estado cubrirá las planillas de luz de un grupo de ciudadanos. ¿Hay algo más demagógico que eso? Difícilmente. El apagón también llegó a Carondelet y el discurso de odio y división ya no será suficiente.
La cuenta regresiva empezó y la planilla que tendrá que pagar el Gobierno por su ineficiencia al enfrentar la crisis energética, tendrá un valor altísimo; cuyas consecuencias las sufrirá, como siempre, el pueblo ecuatoriano.
La opinión de Héctor Calderón