Por: Nahuel Mendoza Kleener, analista político
Las elecciones anticipadas como consecuencia de la muerte cruzada decretada por el presidente Guillermo Lasso han puesto a los políticos contra las cuerdas.
En un escenario dantesco, nos vemos enfrentados al peor de los mundos para una democracia: candidatos sin partidos y partidos sin candidatos.
Los procesos de democracia interna comenzaron el 25 de mayo y se extenderán hasta el 10 de junio; lo propio sucederá con la inscripción de candidatos, que se cerrará el 13 de junio.
En este contexto, las fechas son clave y marcan el compás del ritmo de los partidos y movimientos. La primera vuelta electoral se llevará a cabo el 20 de agosto y la segunda vuelta, de existir, el 15 de octubre.
Y si la teoría se conjuga con la praxis, podremos ver de cerca cómo el péndulo político toma forma y se hace realidad en Ecuador. Este país que pasó de un gobierno de izquierda durante 10 años con Rafael Correa, a un gobierno de corte neoliberal como el de Lenin Moreno y posteriormente otro: el de Guillermo Lasso. ¿Será que el péndulo hoy se inclina a dar la victoria al progresismo en Ecuador?
A partir del 10 de agosto de 1979, se inició en Ecuador la era democrática, tras una década de dictaduras militares. En este tiempo; es decir, durante más de cuarenta años, no hemos tenido una sola mujer electa como presidenta, un dato importante a tener en cuenta, pues hoy por hoy, las mujeres juegan un papel trascendental en la escena ecuatoriana.
Tenemos que considerar que, en esta campaña atípica, las redes sociales jugarán un papel importante, pero no definitivo. El trabajo en el terreno será fundamental, especialmente para aquellos que ganaron las elecciones locales hace menos de un mes y pueden utilizar su maquinaria para respaldar a su candidato o candidata a la presidencia.
Lo mencionado anteriormente es decisivo y sin duda alguna una ventaja, pero ¿por qué?
La Revolución Ciudadana comenzó con resultados como 48 municipios en Quito y Guayaquil, y 9 prefecturas destacadas como Pichincha, Guayas, Azuay y Manabí, entre las más importantes.
Pachakutik obtuvo 24 municipios y 6 prefecturas.
Estas autoridades no llevan ni un mes en sus cargos y no han experimentado el desgaste propio de sus posiciones, lo que les otorga una ventaja en sus territorios para obtener la mayor cantidad de votos.
Aquellas organizaciones políticas que en las elecciones seccionales afianzaron su base de seguidores y votantes seguramente tendrán un peso importante a la hora de adjudicar su respaldo por el candidato de esa lista. El trabajo en el terreno será esencial para lograr la mayor cantidad de votos.
Ahora bien, algo que me preocupa es que en el futuro este proceso atípico pueda conllevar a una narrativa de fraude por parte de aquellos que pierdan, generando así un caos político considerable. Uno de esos casos podría haber sido la paridad dentro de las elecciones presidenciales; menos mal y el Tribunal Contencioso Electoral ya ha resuelto legalmente y el Consejo Nacional Electoral ha acatado sin mayores problemas.
Pachakutik, como hemos analizado en artículos anteriores, no participará con Leonidas Iza a la cabeza, ya que los problemas que dividen a la CONAIE con su brazo político persisten y generan división.
Este electorado puede fragmentarse y tal vez estemos presenciando un fenómeno particular donde diferentes facciones llamen a su electorado a votar por distintos candidatos.
Existe un número significativo de partidos de centro-derecha, algunos de los cuales incluso afirman no tener una identidad ideológica clara, pero cuyas acciones reflejan tendencias de derecha.
La Revolución Ciudadana debe ampliar su base de apoyo. Aunque su voto duro puede ser suficiente para la primera vuelta; en la segunda, en caso de haberla, será otra historia, con estrategias diferentes y con todos los partidos en su contra.
Los ecuatorianos estamos cansados de pagar las consecuencias de gobiernos mediocres y de tendencias neoliberales que han enfocado exclusivamente su política económica en el ámbito empresarial y bancario. Es hora de que el péndulo retorne a la izquierda; que las políticas públicas estén enfocadas en la inversión social y en beneficio de las mayorías.
Las próximas elecciones no son para escoger un gobierno de transición; son la oportunidad para definir el futuro político del país. No estamos frente a un cambio de autoridades. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de marcar un cambio de época.
La opinión de Nahuel Mendoza Kleener.