Por: Héctor Calderón
Que liderazgo puede tener un presidente cuya ministra de Producción le renuncia horas después de que participara en una cadena en la que pretendían dar certezas a la ciudadanía. Sonsoles García les habló a los empresarios, les anunció medidas para reactivar su alicaída economía, pero a las horas renunció.
Qué confianza puede generar un gobierno cuyo presidente ha realizado 14 viajes al exterior en 11 meses de gestión. Sí cómo lo leen, más de una vez por mes, Noboa ha salido del país en delegaciones que poco o nada han aportado a la grave situación del país.
Como gran hazaña anunció la suspensión de su viaje a Brasil, era el número 15; y no porque le preocupara la grave crisis que viven los 17 millones de ecuatorianos. Se quedó para apoyar a la ministra Palencia en su juicio político; cuyo origen estaba en la bochornosa incursión a la embajada mexicana y su pobre manejo de la crisis de inseguridad, que incluye tergiversación de cifras y nulo conocimiento de la realidad de los ecuatorianos.
Qué credibilidad puede tener un Gobierno cuando los técnicos de la Corporación Eléctrica del Ecuador, CELEC, dicen que el ofrecimiento del presidente Noboa de reducir las horas de cortes complejiza aún más la situación. A pesar de que el mismísimo Carlos Vera hiciera un editorial para pedir la cabeza de los mandos medios que desautorizaban al presidente; la situación actual les da la razón. Hoy el país vive 14 horas de apagones diarias, más de la mitad del día estaremos sin luz y, otra vez, un anuncio presidencial queda en la nada.
¿A quién afecta esto? Según la ministra Inés Manzano, al pobrecito del presidente cuya imagen se desmorona debido a su incapacidad e improvisación. Para la ministra, Noboa es más afectado que empresarios, emprendedores, trabajadores, niños, jóvenes que sufren a diario los cortes de energía. Según Manzano, el primer mandatario sufre más que los dueños de negocios que han tenido que cerrar sus puertas, despedir gente por las pérdidas generadas en esta crisis.
En resumen, estamos en manos de un gobierno al que no le preocupa el bienestar de la mayoría, sino que hace todo lo posible; como mentir y manipular; para no perder sus privilegios y, sobre todo, mantener la sonrisa del pobre Daniel Noboa, un presidente caprichoso, negligente e indolente; un presidente de cartón.
La opinión de Héctor Calderón