Por: María Eugenia Molina. Doctora Ph.D. en Comunicación. Consultora, académica
La crisis eléctrica por la que está pasando el país es, sin duda, motivo de inmensa preocupación para todos, pues las actividades laborales y la cotidianidad misma se ven seriamente afectadas por la falta de energía, pero, también por las observaciones realizadas por varios especialistas sobre el agravamiento de las condiciones de operación de las represas debido al estiaje y a la decisión, más política que técnica, de reducir las horas de cortes en momentos en los que ya no contamos, por ejemplo, con la provisión de electricidad desde la vecina Colombia.
Y, aunque esta ha sido la decisión para el sector residencial, en el industrial la cosa es diferente, pues hay un racionamiento de 10 horas para éste, aunque no hay un pronunciamiento oficial por parte del ministerio de Energía acerca de las condiciones de estos cortes, sí, tal cual, en plena crisis y con todo un país a la expectativa, el silencio es la respuesta que hemos recibido ante las dudas e inquietudes de los ecuatorianos, la comunicación oficial, una vez más, no cumple con su función: dotar de certidumbre a la población, o para no esperar demasiado, por lo menos informar cuál es el real estado de situación.
Es clave mencionar que en crisis el silencio es la peor estrategia, pues genera altas dosis de incertidumbre que abonan al rumor, por ello es la práctica más nociva para los públicos, sobre todo cuando hay tanta información de varios lados, pero no hay la versión oficial, aquella que por más dura que fuese, es mejor que mantenernos en el dilema, es indispensable anotar que la gente, en circunstancias de crisis, busca con mucha más avidez información que le pueda dar cierta tranquilidad, cuando no la obtiene del lado oficial, no es difícil que caiga en las siempre existentes fake news.
Según Jin & Liu, los públicos buscan datos en medio de la crisis, no solo para informarse o compartir lo que conocen acerca del tema, sino para desahogarse y buscar apoyo. Recordemos que una crisis es una circunstancia que aviva las emociones y por ello es altamente necesario contar con estrategias organizacionales de comunicación que permitan a la población llenar esos vacíos; pero, no podemos, ni debemos achacarle todas las “culpas” a la comunicación, pues hay temas que pasan por lo técnico, lo político y lo instrumental y que sin estos no es posible, ni sostenible la comunicación, aunque hubiese una estrategia para mantener informada a la ciudadanía.
Recordemos que la comunicación gubernamental no es igual a comunicación electoral, ni a marketing de tiempos de campaña, este tipo de comunicación busca la interacción entre quienes ejercen el mando y sus mandantes para proveerles de apoyo emocional, compartir información, escuchar sus exigencias, como dicen Choi & Lin. Pero, acá estamos observando que, a más de no contar con la información oficial, y en medio de los cortes y las últimas conversaciones con los representantes de los empresarios e industriales, recién se habla de la instalación de un comité de crisis, lo cual no se puede ver desde otra óptica que no sea la improvisación.
Cuando a una crisis se suman otras y seguimos a oscuras, no únicamente por los cortes de energía, que, dicho sea de paso, lo que menos se ha tenido como certezas son sus cronogramas, sino porque no sabemos a ciencia cierta lo que pasa; decir que se está trabajando, que es un problema heredado o no decir nada no es el camino en medio de las tinieblas por las que pasamos los ecuatorianos.
Como lo manifestaron los especialistas, hoy el ministro de Energía acaba de anunciar que, a partir de este día se retoman los cortes de luz de 10 horas diarias, con lo cual el impacto a la ciudadanía será grande y la afectación aún más. Una vez más la gestión y la comunicación oficial llegan después de la comunicación no oficial que ya circulaba.
Lo que está sucediendo como consecuencia de la crisis eléctrica es lo bastante fuerte en múltiples aspectos como para pensar que no decir nada es una alternativa válida, al contrario, quienes estudiamos temáticas de comunicación de crisis, podemos decir que los públicos tienden a comprender mejor la situación cuando se les dice lo que en realidad sucede y se muestran muy contrarios a ello cuando se le dan informaciones contradictorias o, de plano, no se comunica, recordemos que uno de los mayores activos de un mandatario debe ser su credibilidad, pero su mayor responsabilidad es trabajar por todos aquellos que somos sus mandantes.
La opinión de María Eugenia Molina