Por: Héctor Calderón
¿Cómo le creemos a un presidente y a un Gobierno que en cada comunicado, discurso y aparición pública genera dudas?
No se trata de oponerse por oponerse, pero Daniel Noboa y su equipo caen en unas inconsistencias que no se pueden dejar pasar. Solo analicemos el último escándalo. Andrés Arauz informó, en una entrevista, que la universidad de Yale había cancelado una charla del presidente en sus instalaciones por, supuestamente, atentar contra el derecho a la libertad de expresión en el Ecuador. Inmediatamente el gobierno reaccionó y difundió un comunicado del consulado ecuatoriano en Conecticut; en el cual se informa de la decisión del primer mandatario de suspender su agenda en Estados Unidos y regresar al Ecuador.
Analicemos las fechas. La carta del consulado tiene fecha 23 de septiembre. El incendio en Quito inició el 24 y, ese mismo dia, a las 20:20, el presidente Noboa informa en su cuenta de X que suspende sus actividades en EEUU para regresar al país y atender la emergencia.
¿Cuál es el problema con esto? Que hay solo tres opciones. O el consulado de Ecuador y la Cancillería ya sabían del incendio antes de que se produzca (cosa improbable), o el presidente decidió regresar por la emergencia eléctrica (también improbable porque en su tuit Noboa dice que es por los incendios) o lo que contó Arauz es verdad y la Cancillería se inventó el comunicado para justificarse.
El hecho de que se generen estas dudas es producto de la nula credibilidad que tiene el Gobierno. Y así como este caso hay muchos más. Los anuncios de apagones que no se cumplen, la venta y no venta del avión presidencial, las becas que se otorgan sin recursos, las cifras que se maquillan y más exabruptos solo demuestran la facilidad de este gobierno para mentir.
Las mentiras tienen patas cortas, pero, al parecer, ni eso les importa
La opinión de Héctor Calderón