
Por Karen Garzón – Sherdek
Actualmente, se evidencia en America Latina un segundo giro a la izquierda. A diferencia del primer giro que estuvo caracterizado por los proyectos bolivarianos con un carácter autoritario en su comprensión de la democracia, este segundo giro tiene otro contexto y otras limitaciones.
El triunfo de Boric en Chile expresa el nacimiento de una nueva izquierda con una comprensión amplia de la democracia, la inclusión de una agenda feminista y ecologista, y comprende a la diversidad política desde la complementariedad.
La derecha en Latinoamérica ha reivindicado una agenda de medidas económicas inspiradas en el Consenso de Washington que están agotadas en el contexto actual. Estas medidas han provocado una enorme desigualdad social, pobreza que irrumpe en forma de protesta (como las ocurridas en Colombia y Chile) o en forma de votos (como sucedió en Perú).
Este año, Colombia y Brasil llevarán a cabo elecciones presidenciales. Cada país con contextos económicos, políticos y sociales propios, donde el electorado “castigará” o “premiará” con su voto.
En Colombia, desde el asesinado de Eliecer Gaitán, el país ha vivido en un permanente proceso de conflicto armado y una hegemonía de la derecha. ¿Podrán las protestas de 2021 conseguir que una candidatura de izquierda se imponga en la primera vuelta del próximo 29 de mayo?, ¿logrará Petro capitalizar el descontento social y ofrecer soluciones reales en campaña electoral?
Por otra parte, en Brasil se suman algunos factores, entre ellos el negligente manejo de la pandemia por parte del primer mandatario, los casos de corrupción y un declive en la aceptación de Bolsonaro en lo últimos años.
Bolsonaro se ha convertido en un peligro para la estabilidad democrática, tratando de replicar nefastas estrategias utilizadas por Donald Trump en Estados Unidos durante la campaña electoral.
Cabe recordar que el país carioca tuvo una importante inversión social y reducción de la pobreza durante los periodos presidenciales de Lula da Silva. No obstante, ha expresado su apoyo a regímenes dictatoriales lo que suponen fuertes cuestionamientos a nivel nacional e internacional.
Todo apunta a que en Brasil podría surgir una candidatura que tienda a la moderación, en lugar de la radicalización.
Sin embargo, hasta el día de las Elecciones nada es seguro, por lo que debido a los diferentes contextos nacionales, las y los candidatos tendrán grandes retos. Habrá que esperar para conocer cómo termina de configurarse el mapa ideológico en una región en tensión y cambio permanente.