Por: Héctor Calderón
Más allá de preferencias políticas lo ocurrido con la embajada de México en Ecuador es una vergüenza. Nada puede justificar la invasión que realizó el estado ecuatoriano a territorio mexicano.
El gobierno de Daniel Noboa ha cometido varios errores en temas de política internacional, generó un impasse con Rusia, forma convenios con Israel y ahora invade una embajada. Al parecer no es suficiente la guerra interna, ahora hay que abrirse frentes en el extranjero.
¿Cuál es el objetivo de esta lamentable acción? No es solo que Jorge Glas vaya preso, detrás de esto hay una estrategia maquiavélica que ojalá no le cueste caro al país.
Los números de Noboa van en descenso y con esto querrá demostrar autoridad, prepotencia, seguramente dirán que detrás de la violencia en las calles estarán el correísmo y el gobierno de México; es decir, tratarán de ocultar su incapacidad, retomando el discurso de odio que creíamos superado.
Pensábamos que Lasso era el fondo, pues no, el gobierno de Noboa acaba de abrir un nuevo nivel. Hoy el país es noticia en todo el mundo, por haber invadido una embajada: vergüenza internacional.
¿Acaso Estados Unidos invadió la embajada de Ecuador en Reino Unido cuando Julián Assange estaba asilado? Obviamente que no, pues hasta el imperio tiene límites.
¿Todo este espectáculo vale la pena? La mayoría de los países, incluso los aparentemente alineados al gobierno de Noboa han condenado la invasión a la embajada mexicana. En Ecuador, los enfermos extremistas liderados por los Pallares y Vera, aupados por los medios hegemónicos, tratan de llevar el tema a lo de siempre, que es culpa de Correa.
El Estado de Derecho está por los suelos, la imagen del país está por los suelos, el nuevo Ecuador está por los suelos. Perdieron los papeles.
La opinión de Héctor Calderón