Quién sabe cuál habría sido el final de Mayra, Paola y muchas mujeres más, si hubieran callado la violencia que sufrían. Otras no han tenido la misma suerte que ellas.
En el caso de Mayra hace tres años tomó la decisión de divorciarse, pero el acoso continuó hasta que hace tres meses él la amenazó de muerte.
Cuando hizo pública su situación, varias instituciones le brindaron apoyo. Una de estas es la Fundación Arnuv y su Proyecto Violeta, que ha recibido reconocimientos internacionales por los resultados que ya son visibles. Actualmente se benefician de esta iniciativa unas 30 mujeres del país. Una de ellas es Mayra.
Ella ahora tiene la compañía de Inti, su Golden retriever de apenas 9 meses que está siendo entrenado para que le dé seguridad personal. “Me siento súper contenta porque ha sido bastante aplicado y apto para el tema de seguridad. Empezamos con un adiestramiento básico y a darle pautas básicas y cómo tiene que enfrentar a cualquier tipo de agresor”, relató a Primera Plana.
Un proyecto contra la violencia
Alberto Núñez, quien dirige la Fundación Arnuv, señala que esta iniciativa está dirigida a todas aquellas mujeres en situación de riesgo de violencia de género, ante las cifras alarmantes que se registran en el país. «En Ecuador cada tres días se comete un feminicidio», indicó.
En lo que va de 2020 murieron en Ecuador unas 21 mujeres, según las cifras de los grupos defensores de derechos humanos. Desde el 10 de agosto de 2014 al 28 de febrero de 2021, 459 fueron víctimas de este flagelo, según la Fiscalía General del Estado, pero solo 227 casos han sido resueltos, o sea, existe sentencia para los victimarios.
Núñez señala que muchas mujeres son asesinadas sin que la ayuda llegue a tiempo porque las instituciones que brindan auxilio dan respuesta en un tiempo promedio superior a los 45 minutos, suficiente para que su victimario pueda agredir, matar y hasta huir.
Por otra parte, un estudio de la Universidad San Francisco de Quito señala que una gran cantidad de perros están abandonados o en refugio en el país. Solo en la capital y en Guayaquil se estima que existen más de 800.000 canes en esas condiciones.
Por eso, ellos han ideado dar entrenamiento de canes en situación de calle, de refugio o de albergue o en adopción para ofrecer seguridad a las mujeres que sufren violencia de género. “Una de las características de nuestro proyecto es que el tiempo de respuesta es inmediata, de tal manera que el can permanece la mayor parte del tiempo con la usuaria o al menos en las horas de más alto riesgo”, expone.
A más de compañía, esos animales se convierten en un soporte terapéutico que les permite a ellas recuperar el equilibrio emocional.
Sin embargo, Núñez tiene un reclamo al Gobierno nacional y es que no recorte el presupuesto destinado a la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
De la ansiedad al bienestar
María Fernanda Sandoval, coordinadora de proyectos, tiene 20 años de experiencia de trabajo con mujeres tanto en Ecuador como en España. Ella se encarga de tener el primer contacto quienes acercan a esta Fundación o al Proyecto del cual han tenido conocimiento.
Ha sido testigo de cómo muchas llegan con depresión, ansiedad o carencias afectivas a causa del maltrato de sus parejas o exparejas fundamentalmente y aquí logran atender esas situaciones emocionales y encontrar seguridad y bienestar, para ellas y quienes las rodean, fundamentalmente sus padres y sus hijos.
Una vez que hacen el contacto, se hace una evaluación de su estado psicológico. Posteriormente, se define cómo proseguirán la atención personalizada, porque quizás a algunas no les gustan los animales o no pueden tenerlos por alguna razón. En caso de que sea necesario, contactan con otras organizaciones y las derivan a estas.
“Se ve el bienestar que le produce a las mujeres el tener acompañamiento psicológico y el también un nuevo compañero, que en este caso es una mascota”, aseguró.
Una de las alternativas que se les ofrece es la atención psicológica en primera instancia, y posteriormente se les orienta asistir al taller de esta especialidad que funciona cada semana. En el caso de quienes aceptan adoptar una mascota, pasan también al entrenamiento con los canes.
“Es una ayuda emocional y un nuevo estilo de vida para ellas, para que puedan salir a caminar y disipar su mente con tranquilidad, pues los animales te ayudan para que no caigan en la depresión”, manifestó María Fernanda.
María Fernanda está motivada del trabajo profesional que realizan y resalta la cantidad de voluntarios que se han sumado porque quieren ser agentes de cambio, ya que ven en proyectos como este la posibilidad de ayudar a personas que lo necesitan y con ello a la sociedad en general.
Las redes también salvan
En el caso de Paola, en 2020, decidió contar en redes una situación de violencia de género que estaba sufriendo. “Sentí que esa fue la única forma en la que realmente podía como que buscar un poco de justicia”, relató a Primera Plana.
Fue así que recibió un mensaje de la Fundación Arnuv, pero ella estaba «cerrada», porque no sabía cómo ellos podrían ayudarle, no obstante aceptó tener una conversación con el equipo a través de Zoom.
Recibió el apoyo de una psicóloga y de un médico primero, y a continuación aceptó insertarse en el Proyecto Violeta. Fue un momento muy oscuro para ella.
“Me parecía difícil en mi situación de ese momento adoptar un perro, pero Arnuv se comprometió en ayudarme y en estar pendientes, hacer un monitoreo todo el tiempo, y me ayudaron con el veterinario y la alimentación del perro, así que ellos han estado de manera completa, tanto viendo mi bienestar de mi perrito”, relató.
Ahora Oso es su fiel compañero peludo. Había sido rescatado en Puembo con una pata malita. “Yo he visto cómo he mejorado y él puede ver cómo yo he mejorado. Ha sido mutuo, me ha hecho sentir bien, tranquila y segura en las calles, porque tenía mucho miedo (..) así que ha sido mi guardián y de cierto modo mi psicólogo”, asegura.
Doménica Rodríguez, quien está a cargo de la Comunicación y Relaciones Públicas, señaló que reciben pocos mensajes a través de las redes, pero en la pandemia hubo uno que les impactó y fue el de una usuaria que les escribió y les dijo que tenía miedo de una persona que había intentado abusar de ella y conocía su casa y ella quería ponerle una demanda, pero la persona lo sabía el proceso que ella estaba iniciando.
“Ella tenía bastante miedo cuando tuvo el primer contacto con nosotros y lo que hicimos fue empezar el proceso y darle acompañamiento con una psicóloga porque tenía mucho temor de lo que le podía pasarle, ya que él (su ex) empezó a amenazarla y también a su familia”, narra.
Meses después, esta mujer continúa en el proyecto pero ya no es aquella que llegó llorando y desesperada, sino que tras adoptar un perro se ha recuperado significativamente. “Me hace sentir bien saber que el proyecto funciona 100% y que puedes ver el cambio en la persona psicológica y físicamente”, precisó Doménica.
Su labor comunicacional se enfoca en los medios tradicionales de comunicación y también en las redes, con énfasis en Facebook e Instagram a donde llegan con sus mensajes a la población más joven.
También trabajan con «Mujeres sin Violencia, así gana Ecuador» y otras agrupaciones activistas como parte de una red de protección para erradicar la violencia de género en el país.
Una ayuda necesaria
Aunque esta es una Fundación sin fines de lucro, han logrado el apoyo de una empresa ecuatoriana, Bioalimentar, que les facilita la alimentación para los canes, como parte de su compromiso social.
También han recibido ayuda de productos para mujeres, con lo cual las apoyan económicamente y suman a la iniciativa.
Estos aportes son importantes porque la Fundación Arnuv las ayuda con la alimentación de los canes y la visita el veterinario, por ejemplo.
Sin embargo, esto no es suficiente, por lo que requieren que otras empresas o instituciones puedan sumarse a este esfuerzo.
También intentan realizar convenios marco con el Consejo de la Judicatura para lograr apoyos a las mujeres que necesitan salir de esos círculos de violencia.
El Proyecto Violeta quiere llegar a más mujeres y que esta sea una herramienta para erradicar este flagelo presente en el país todavía en el siglo XXI.
Ellos son parte del Proyecto Violeta: de izq a derecha: Alberto Núñez, jefe del Proyecto Violeta. Doménica Rodríguez ,Comunicación y Relaciones Públicas, y María Fernanda Sandoval, coordinadora de Proyectos.