Por: Carlos Coronel C. / CONSULTOR CIEES
Ingeniería comercial, Enfermería, Medicina, Economía y Técnico en enfermería están en el top 5 de carreras más elegidas en el Ecuador.
De hecho, Ciencias Sociales y Administración, concentran el 38% de la oferta de carreras a nivel nacional.
A nivel latinoamericano, las preferencias son similares. Lideradas por Administración de empresas y derecho con 28% de las y los estudiantes; seguidos por las carreras en el campo de Salud y Bienestar con 17% de la demanda; y, Ciencias Sociales, Periodismo e Información con el 13%.
Todas son carreras relevantes y fomentan el desarrollo científico y la investigación.
Sin embargo, las brechas en la división internacional del trabajo, el acceso (y principalmente el desarrollo) a tecnologías; y las escalas de producción, en un mercado mundial que ha multiplicado por 6 sus operaciones en los últimos 50 años; se profundizan, acelerando el quiebre entre progreso protagonista y sostenible y progreso observador y dependiente.
De este modo, la brecha en formación para STEM; es decir, ciencia, tecnología, ingenierías, y matemáticas es creciente; en los países y a nivel mundial.
Así, se estima que en la Unión Europea el 45% de los empleos está actualmente vinculado al ámbito digital. Y en la misma línea, OCDE prevé que para 2030 el 80% de los empleos estarán relacionados con las ramas STEM.
En complemento, estudios demuestran que, a nivel mundial, un trabajador del sector STEM puede ganar más del doble que un trabajador de otras áreas. Y con esto, la ecuación es bastante simple: a mayor producción STEM, mayor demanda laboral, con mejores salarios; y viceversa.
Adicionalmente, hay una evidente brecha de género: mientras en campos del conocimiento como Educación, Salud o Ciencias Sociales, las mujeres a nivel latinoamericano representan al menos 7 de cada 10 estudiantes; en ingenierías o TICS su participación se contrae a 2 o 3 de cada 10. En Ecuador, para 2022 los estudiantes STEM alcanzan al 22% del total, de los que 33% son mujeres.
Es decir, brechas en la división internacional del trabajo, la capacidad competitiva de los países, su calidad de vida y además brechas de género; que deben abordarse desde la educación básica y hacia el mercado laboral, la investigación y el desarrollo científicos.
Datos de OEI, OCDE, SENESCYT
BIO/
Soy un entusiasta de la inteligencia colectiva y colaborativa y de las decisiones basadas en evidencia, información y participación.
He participado junto a varios equipos de una gran diversidad de proyectos: desde dimensionar residuos sólidos, hasta probar equipos de telefonía satelital, pasando por encuestas de opinión pública, estudios de mercado, exit poll, proyectos de género, prototipado y estudios de uso del tiempo y origen – destino.
He acompañado y ganado procesos electorales desde la investigación, la estrategia y la gerencia de campañas.
Mi formación académica incluye la economía, la gobernanza, el urbanismo y el desarrollo sostenible; combinado con experiencias en los ámbitos público, privado y de la sociedad civil.
Mis pasiones incluyen la música, la fotografía y la historia.
Opinión en Primera Plana.