Conocido en el país por su labor humanitaria desde la Fundación Cecilia Rivadeneira de lucha contra el cáncer, por su esfuerzo tras el terremoto para llevar toneladas de ayuda a los damnificados y por su liderazgo desde Conquito más recientemente, Wilson Merino es un joven luchador que cree en un mejor Ecuador y en un mejor mundo.
Acaba de anunciar la creación de un movimiento ciudadano, Imparables, con el cual cree que es posible cambiar el estado de las cosas para que los ecuatorianos vivan con dignidad. Hay quienes ven en este movimiento su plataforma para postularse a las próximas elecciones para la Alcaldía de Quito, pero quizás en las presidenciales en 2025, lo cual no sería descabellado pensar que sea posible.
Él señala que «para bien o para mal la política es la que define la mayor parte de nuestras vidas» y él no se va a conformar con no luchar para lograr que los barrios marginales reciban el servicio de agua potable, y que los niños con cáncer con los que ha trabajado durante tantos años no reciban atención. «Creo que hay que hacer lo que no hemos hecho nunca: construir un movimiento de a de veras, un movimiento que rompa con estas estructuras verticales, caudillistas, luchas contra estos partidos de alquiler», aseveró.
En entrevista para Zoom Al Día, con Suelen Granda y José Antonio Sánchez, Merino contó que también como el resto de muchos quiteños tiene la frustración de vivir en una ciudad donde sus habitantes están «en absoluta indefensión frente a las autoridades e instituciones totalmente desmanteladas».
Sin embargo, asegura que esto tiene que ver por otra parte con el rol del ciudadano: «Nos hemos desentendido durante mucho tiempo de la política y hemos aplicado la responsabilidad en otros, y en otros malos, porque, si al menos aplica la responsabilidad en buenos, pues la cosa funciona, pero si no participamos y finalmente las personas que llegan son las que han llegado, el resultado es lo que tenemos al día de hoy: una ciudad destruida, desatendida y sin una visión de futuro».
Él está preocupado en qué ciudad van a tener sus hijas y qué futuro, por lo que desde la sensibilidad, «de salir de la palabra a la acción», señala que hay que actuar, apostando por la ética y el futuro.
En cuanto al Metro de Quito señaló que ha sido la inversión más importante en la historia de la ciudad y en varias administraciones se le utilizó el tema como coletilla de campaña y aunque está concluido en más del 99% «no hay decisión política para ponerlo en marcha y esa es la tragedia».
En marzo de 2020 se aprobó un modelo de gestión y ahora los concejales han planteado un nuevo modelo, lo cual es perder el tiempo porque no hay la responsabilidad de la clase dirigencial de mirar los problemas desde la integralidad y darles respuestas a la gente, y que asuma desafíos y hagan que las cosas pasen.
«Creo que no se va a inaugurar en el 2022; yo me temo que se lo va a utilizar como una bandera de campaña; y me atrevería a decir que lo utilizarán previo al proceso político del 2023», aseveró.
Sobre la situación que vive Quito, dijo: