El exalcalde de Quito, Augusto Barrera, resaltó que el Metro de Quito es un proyecto lo suficientemente robusto, estudiado, consolidado y definido como un modelo de gestión claro. “Al punto que ha sido capaz de sobrevivir, gestionarse y culminar en su obra física, pese a las desastrosas administraciones que hemos tenido”.
Con ese antecedente, explicó que la obra debió inaugurarse en 2017 o a más tardar en 2018. “Pero, efectivamente hemos tenido administraciones que han afectado profunda y sustantivamente el propio proyecto”, agregó.
El exalcalde recordó que en foros internacionales resaltaron que el modelo con el cual se establece y se construye el metro de Quito es un modelo a replicar, “es un modelo absolutamente exitoso”, dijo.
El Metro de Quito
“Si usted ve, la ciudad ha tenido, en cierto momento, alguna incomodidad, pero el Metro no se ha paralizado por falta de financiamiento, el proceso constructivo, a excepción de algún tramo del sur, ha sido prácticamente exitoso. En definitiva, el concepto y el desarrollo ha sido adecuado”, señaló Barrera quien lamentó que la obra afrontó muy malas administraciones que no han tomado decisiones por negligencia o han tomado decisiones equivocadas.
Por ello, indicó que cuando inició su gestión, en 2009, el Municipio había construido ya un plan maestro de movilidad. “Eso se construyó en el Consejo y en la Alcaldía y teníamos un concepto importante”.
De esa fecha hasta el 2014, su gestión construyó las condiciones para tener un estudio de factibilidad. “Es uno de los pocos proyectos emblemáticos que tiene el país que está sostenido en un estudio de factibilidad”, resaltó. Además, señaló que hay una factibilidad técnica, económica y financiera, como la situación de suelo, la factibilidad inclusive comercial que fueron la primera parte de los estudios. “Se realizaron con una empresa pública, en este caso con Metro de Madrid, y determinaron que efectivamente no solamente era factible, sino que era absolutamente conveniente”.