Por: Héctor Calderón
Tras algunos días de la dolorosa eliminación de Ecuador en la Copa América, es importante que reflexionemos sobre un par de aspectos que trascienden a lo que pasa dentro de un campo de juego.
La pregunta es válida, ¿Por qué se fue Sánchez Bas de la selección de Ecuador? Y es válida porque más allá del gusto exquisito de varios hinchas, la campaña del director técnico español avalaba su gestión. Por ejemplo, a pesar de arrancar con tres puntos menos en eliminatorias, la Tri está en zona de clasificación. Las estadísticas muestran que, en 10 partidos oficiales, Sanchez Bas logró 4 victorias, 4 empates y 2 derrotas (Argentina en Eliminatorias y Venezuela en Copa América); es decir el español tuvo una efectividad cercana al 60%. Otro ejemplo, en la última Copa América, Ecuador también clasificó a octavos de final luego de empatar 3 partidos y, de la misma forma, tuvo que enfrentar a Argentina. ¿Recuerdan el marcador? La selección, en ese entonces dirigida por el recordado Gustavo Alfaro, perdió 3-0 con el equipo de Lionel Messi.
Entonces, ¿por qué se va Sánchez Bas? Y aquí ya dejamos de lado lo futbolístico. El español decidió irse, por eso la Federación Ecuatoriana de Fútbol habló de un acuerdo, porque su familia ya no aguantaba más la situación en Ecuador. Sus hijos han sido objeto de bromas e insultos en el colegio, a su domicilio llegaban amenazas, no podían salir a lugares públicos. En un país tan violento como el nuestro, nada de esto era menor.
Ese nivel de violencia jamás será justificable y peor aún porque no nos gusta como juega un equipo de fútbol. Lo que ha sucedido con Sánchez Bas y su familia es lo mismo que sucede con Enner Valencia en redes y lo que en su momento pasó con Antonio Valencia o el mismo Hernán Galíndez.
Lastimosamente nuestra sociedad respira odio y mientras no seamos capaces de erradicar esto; las cosas no cambiarán.
Sánchez Bas no se va porque Argentina nos eliminó en penales, no se va porque juega con uno o dos delanteros, no se va porque convocó a uno u otro jugador; se va porque él y su familia ya no soportaron más el odio y la violencia en el país.
Mucho para reflexionar y hacer. Nuestra sociedad debe cambiar.
La opinión de Héctor Calderón