Estudios científicos, realizados en Estados Unidos, identificó 55 efectos a largo plazo que pueden aparecer después de desarrollar COVID-19.
“Que haya pacientes que permanezcan sintomáticos, más allá de las dos semanas de la infección, con alteraciones físicas como falta de aire, fatiga, cefalea o psicológicas como trastornos de atención, depresión o ansiedad, nos muestra que aún no terminamos de conocer el daño potencial del coronavirus. Entre las personas que no estuvieron hospitalizadas, el COVID prolongado puede desarrollarse entre el 10 y el 35%”, explicó a Infobae, el doctor Mario Boskis, coordinador de los consejos científicos de la Sociedad Argentina de Cardiología.
La investigación fue desarrollada por el Departamento de Neurociencia en Cirugía Neurológica del Colegio Médico Weill Cornell, en Nueva York; y del Instituto de Investigación Metodista de Houston, Estados Unidos, con la colaboración de científicos de México y Suecia.
Tipos de síntomas
Los investigadores detectaron más de 50 efectos a largo plazo del COVID-19 entre los 47.910 pacientes incluidos en el análisis. Al inicio de la lista, se ubican los síntomas persistentes, que van de leves a debilitantes y duran desde semanas hasta meses después de la recuperación inicial.
El síntoma del COVID-19 prolongado más frecuente es la fatiga. Lo detectaron en el 58% de los pacientes que estudiaron. En segundo lugar, identificaron el dolor de cabeza (44%). Con menor frecuencia, se identificó el trastorno de la atención (27%), la caída del cabello (25%), la falta de aliento (24%), la pérdida del gusto (23%), y la pérdida del olfato (21%).
Otros síntomas se relacionan con enfermedades pulmonares. Se registra tos, molestias en el pecho, reducción de la capacidad de difusión pulmonar, apnea del sueño y fibrosis pulmonar. Problemas cardiovasculares, como arritmias y miocarditis; y problemas inespecíficos, como acúfenos y sudores nocturnos.
Los investigadores encontraron, además, una prevalencia de síntomas neurológicos, como demencia, depresión, ansiedad y trastornos obsesivo-compulsivos.
Los estudios recabaron información de encuestas de pacientes autoreportados, registros médicos y evaluación clínica. El tiempo de seguimiento posterior al COVID-19 varió entre 14 y 110 días. Los pacientes hospitalizados por el virus reportaron el 40% de los estudios; el resto fue una combinación de pacientes con COVID-19 leve, moderada y grave.
Los médicos midieron elementos, como la radiografía de tórax o la tomografía computarizada anormales, el riesgo de coágulos sanguíneos, la presencia de inflamación, la anemia y los indicadores de posible insuficiencia cardíaca, infección bacteriana y daño pulmonar.
Descubrieron que el 80% de los adultos recuperados tenían al menos un síntoma a largo plazo, que duraba de semanas a meses después de la infección aguda por COVID-19 leve, moderada o grave.
En total, el equipo identificó los 55 síntomas persistentes, signos y resultados de laboratorio anormales. La mayoría de los efectos persistentes se asemejan a la sintomatología desarrollada durante la fase aguda de COVID-19.
Recomendaciones
Los médicos recomiendan seguir el uso del barbijo, la ventilación cruzada en espacios cerrados y el distanciamiento para reducir el riesgo del contagio del coronavirus. Es aconsejable, además, la vacunación contra el COVID-19.