Una de las fiestas tradicionales de Brasil quedó suspensa a causa de la pandemia por Covid-19. Se trata del Carnaval de Río de Janeiro que llamaba la atención a nivel internacional. Hoy, el Sambódromo está silencioso por primera vez en 180 años.
Cada año, el país sudamericano conmemoraba la algarabía, las comparsas, los desfiles y el baile brasileño. Este año, la fiesta no se realizará. Hasta el cielo se cubrió de un gris plomizo para hacer eco a la icónica fiesta que no fue por culpa de la pandemia del coronavirus.
La festividad lleva 180 años de vigencia y se la conmemora en el Sambódromo de Brasil. Las autoridades decidieron dejarla a un lado para evitar una mayor propagación del Covid-19. Según los últimos reportes, en Brasil han fallecido 238.000 personas con el virus y casi 10 millones de ciudadanos fueron contagiados, entre los que se cuentan 18.000 cariocas fallecidos y otros 195.000 infectados.
Las principales avenidas
Exactamente, este sábado 13 de febrero hubiese iniciado el primer día de la gran fiesta. Pero, la “cidade maravilhosa” perdió su esencia carnavalesca y su jornada transcurría como cualquier otra, en calma, sin mucho tráfico y con poca gente en las calles.
La avenida Primera de Marzo, históricamente inundada por la marea de gente que entre sambas y marchinhas (ritmos carnavalesco) acompañaban al “Cordao de bola preta”, el bloco (comparsa callejera) más tradicional de Río y que moviliza más de un millón de folioes (fiesteros) cada año, hoy sólo cumplía su misión de albergar el tránsito de vehículos en el corazón de la ciudad.
Lo mismo se vio en la avenida Río Branco, el eje urbanístico de la ciudad y en la plaza Cinelandia, una de las más antiguas e icónicas de Río. También en los Arcos de Lapa, lugares donde miles de personas se concentraban alrededor de los blocos un sábado de carnaval. Hoy solo eran visitados por contados turistas.
Barrios como Santa Teresa, un céntrico refugio bohemio donde el arte y la cultura se resguardan en la cima de una colina, se hundía entre el silencio y la soledad.
El año pasado, Brasil recibió a 2,1 millones de turistas. Ellos disfrutaron en sus vías aledañas de la gran fiesta. Hoy solo una mínima parte deambulaba sin prisa.