Por: Esteban Ron Castro
El valor no instrumental del derecho al voto es aquel valor que realmente importa a la democracia. Esto debido a que los votos individuales no tienen mucha utilidad en la práctica, si nos ponemos a ver en escalas, umbrales o proporciones nacionales sobre la candidatura en la que confiamos y votamos en cada elección. Posiblemente se me rebatirá este argumento en virtud de la representación de lo que un voto hace en una mayoría democrática que gana. Si, efectivamente, de la manera expresada es cómo se adapta el simbolismo importancia de voto -es decir, su concepción como un derecho- lo que supone un emblema de las libertades y de los derechos igualdad personal y social.
El derecho al voto en condiciones de igualdad requiere de simbolismos, aquellos que nos hacen recordar manchadas o sublimes épocas en la historia mundial y la lucha que en la sociedad representaron. Así como la dignidad y su igualdad es expresada a través de estatuas u obeliscos colocados en grandes espacios o tan solo en la plaza de un recóndito pueblo, o en canciones y poemas.
Es aquí donde se pone de manifiesto el poder simbólico de la democracia, aquel poder del ejercicio del voto, el poder de hacer la contra a una idea, el poder de revocar un mandato o llamar a consulta popular. El poder del voto subyace sobre el simple ejercicio de las igualdades y se expresa en el sistema democrático.
Después de muchas discusiones entre la conveniencia o no de la democracia como parte de un sistema político o de la configuración del estado, en el que se ponen de manifiesto afirmaciones semióticas y valores subsecuentes, es importante que como ciudadanos recojamos parte de las discusiones políticas, filosóficas en el que el simbolismo de la democracia se manifiesta como algo favorable a nuestro actuar:
- La democracia será necesaria como un sistema de expresión de igualdad de los ciudadanos.
- La democracia implica un reconocimiento de las voluntades individuales de los ciudadanos.
- La democracia es necesaria como base para ejercer el respeto a uno mismo y a los demás, en cuanto a la expresión de las ideas.
- La democracia se vuelve necesaria para la inclusión de los ciudadanos en una determinada sociedad, en virtud del poder de toma de decisiones; no de la aceptación social o la pertenencia.
Estas afirmaciones se basan en el estudio de Jason Brennan en su obra “Contra la Democracia” en la que se revierte en flujo de los contenidos de la democracia poniéndola en retos de carácter axiológico que la deconstruyen, pero que finalmente sobreponen su existencia.
Bajo las premisas señaladas estamos en el espectro de la democracia ideal donde cada ciudadano tiene el mismo poder político fundamental en igualdad de condiciones, lo que nos hace pensar en que la sociedad después de intentos de igualdad no solo en lo político, sino además en los recursos materiales de propiedad y de acceso, es igual por propio derecho.
Encontrándonos apenas a siete días de unas nuevas elecciones presidenciales, creo que deberíamos revalorar la significación de la democracia en los términos expuestos como consecución de la igualdad más básica y que nos permita ver un poco más allá que la conveniencia personal en el ejercicio del voto; que realmente la veamos como una expresión de la persona que está junto a nosotros en razón de su libertad.
Comprendiendo esto nos ahorraríamos muchos memes, videos ofensivos, peleas familiares y de amistades, pero sobre todo dejaríamos de apuntarnos, ser apuntados en virtud de una decisión; y, finalmente, de ser vistos como electores utilitarios.