Por: Wilson Benavides Vásquez, analista político
La política y el periodismo disputan siempre el difuso, permeable y contradictorio escenario del poder y el “anti poder”. Al menos eso es lo que se aprendía en las aulas universitarias, en un contexto marcado –entonces- por la influencia de la prensa, la radio y la televisión.
Actualmente, en cambio, los medios están siendo cada vez más desplazados por las redes sociales, los líderes de opinión por los influencers y los periodistas por los “creadores de contenido”.
Hoy, cuando parece que la virtualidad y la política de las emociones han reemplazado a la reportería de “calle” y al criterio argumentado, son pocos casos donde el periodismo, su ética y su práctica, sigue vigente, haciéndose inmune a la descarada militancia partidista, al alineamiento irreflexivo a los intereses económicos de sus medios y auspiciantes, o a los criterios en boga sobre héroes y villanos de nuestras frecuentes coyunturas electorales.
Ese es el caso del proyecto informativo “A Primera Hora” creado y liderado -desde hace más de una década- por Fabricio Vela, quien el pasado 19 de septiembre anunció que esta iniciativa periodística dejaría radio Sonorama, luego de dos años de labor.
La decisión, aclaró el periodista, se tomó debido al cambio de la línea editorial de la mencionada emisora. Más allá de las especulaciones, analizando el contenido de los programas informativos y de opinión de la “gran señal nacional”, parece claro hacia dónde se orienta el mismo. Si eso es adecuado o no, lo juzgará su audiencia.
Lo cierto es que la salida del aire de “A Primera Hora” deja un gran vacío en los espacios matutinos de opinión, en la medida en que cuando un periodista deja un medio, no solo pierde ese espacio, sino que el medio también puede perder a sus lectores, televidentes, oyentes o radioescuchas.
En la práctica, el espacio fundado por Fabricio Vela, se caracterizó por la opinión frontal y “sin rodeos”, la pluralidad de voces, el contraste de criterios, y la construcción de una esfera pública profundamente democrática, donde las audiencias -y no solo los periodistas o sus invitados- podían expresar sus pareceres sobre la coyuntura.
“A Primera Hora”, también se constituyó en un espacio interesante de “periodismo sobre periodismo”, donde se contribuyó a reflexionar sobre los avatares y dilemas de este apasionante oficio; de ahí la necesidad de que el proyecto continúe en otro medio de comunicación y siga manteniendo su rol de faro en la neblina de una opinión pública cada vez más escandalosa y polarizada.
Justamente uno de esos avatares, fue el que hizo que la decisión de dejar Sonorama, se constituya en una demostración clara de coherencia y consecuencia con el único capital que tiene un ser humano: su propio pensamiento.
La opinión de Wilson Benavides.