Por: María Eugenia Molina
Ph.D.© Experta en Comunicación Estratégica/Docente Universitaria
Entre los géneros periodísticos más utilizados en los noticiarios, sin duda, está la entrevista que es un diálogo entre el/la periodista y su entrevistado/a con el fin de tratar temas de interés para las audiencias mediante las preguntas formuladas por el periodista hacia su invitado, el objetivo es conocer los criterios, opiniones e información que pueda proporcionar quien acude al medio de comunicación y mediante esta información buscar la noticia.
Los códigos deontológicos y el sentido común, que a veces es el menos común de los sentidos, nos dicen que la entrevista debe cumplir con algunos parámetros para que sea tal, por ejemplo, realizar las preguntas con claridad y mostrando respeto hacia la persona entrevistada, darle el tiempo y espacio para la respuesta, si el periodista considera necesario podrá formular repreguntas al entrevistado con el afán de que el mensaje quede claro para todas las personas que están escuchando, tanto entrevistador como entrevistado deben tratarse con cordialidad y sin interrumpirse, pues ello genera ruido que merma la calidad de la entrevista, es importante que el periodista tenga claro que quien más tiempo debe hacer uso de la palabra es su entrevistado, ello en un ambiente de afabilidad.
Lo que no quiere decir que el periodista no deba hacer las preguntas que considere pertinentes, aunque sean preguntas que incomoden a quien está en calidad de entrevistado, es más es la obligación de la prensa para con sus públicos, pero tampoco se debe propiciar un ambiente hostil en el que nadie se sienta bien y que no se logre el objetivo de la entrevista. Ser sagaz no tiene nada que ver con la descortesía y menos con buscar como periodista ser el centro del protagonismo.
Quien acepta una invitación para ser entrevistado está accediendo ir a contestar las preguntas que se le formulen, con educación y respeto tomando en cuenta que hay del otro lado de la pantalla televidentes, oyentes, internautas que desean escuchar sus argumentaciones, el entrevistado puede no estar de acuerdo con el estilo de su interlocutor, pero si aceptó la entrevista debe actuar en concordancia. No podemos olvidar que existen formas distintas de hacer periodismo y que quien es figura pública debe estar preparada para contestar preguntas capciosas o que inducen a una respuesta sin perder la compostura y sortear con educación y conocimientos esos escollos que se le pueda presentar en el desarrollo de la conversación.
Ninguna de las partes pueden olvidar que están en un estudio de un medio y que una y otra debe respeto al público y a su contraparte, no es mejor periodista o entrevistado quien más grita o ignora al otro, lo es quien mejor posiciona su mensaje y para ello hay que estar debidamente preparado, no olvidemos que todo comunica y un gesto, una sonrisa, una mirada, un silencio en el timing incorrecto puede ser el inicio de una situación tensa que no abona al desarrollo de la entrevista, sino que puede ser el origen de un conflicto y hasta de una crisis.
En tiempos donde gran parte de lo que acontece se encuentra en las redes sociales, donde las organizaciones tienen herramientas de difusión propias y donde la prensa pasa por una crisis de credibilidad, es importante generar confianza en nuestras audiencias, para ello es clave forjar certidumbre, hoy por hoy la visibilidad no es suficiente.
La libertad de expresión garantiza que cada medio y periodista trate los temas que decida con el enfoque que considere adecuado para lograr permear en su audiencia, para lo cual es fundamental que conozca los temas que vaya a tratar, las lógicas de construcción de mensajes, consensos y disensos como parte de su tarea diaria, sin perder el rigor, la argumentación, la capacidad de escucha que son los vínculos fundamentales que debe mantener con sus públicos, asimismo es importante mencionar que la libertad de expresión no es ilimitada.
Entender y considerar la diversidad de pensamientos es un imperativo para poder lograr una relación de respeto y tolerancia con los invitados y las audiencias, y, de parte de las organizaciones y figuras públicas debe existir apertura para brindar información con amabilidad, evitando el ambiente adverso, no podemos permitir que la violencia se traslade a los sets de los espacios noticiosos.
La opinión de María Eugenia Molina.