Por: Héctor Calderón
Según varios analistas y expertos, el debate de la segunda vuelta electoral no moverá ningún voto y, más bien, la diferencia se marcará en cómo utilicen las candidaturas lo que sucedió en este encuentro.
Luisa González y Daniel Noboa se enfrentaron en un cuarto debate, el segundo cara a cara. La candidata de la RC, desde el principio, trato de mostrarse como una mujer firme y conocedora de administración pública. Mientras que el actual presidente intentó, justamente, posicionar su propuesta en base a lo que, en su criterio, ha logrado el actual Gobierno.
Ya desde lo comunicacional, sí podemos afirmar que hubo una diferencia enorme entre los dos candidatos. El hecho de que Noboa haya tenido que leer su mensaje inicial, nos demuestra que el candidato de ADN tiene serias falencias para expresarse. En varios episodios del debate; Noboa se mostraba confundido y desatento, inclusive, la moderadora tuvo que pedirle que replantee las interrogantes en la sección de preguntas cerradas, pues no entendía la dinámica.
Por su parte, desde el saludo, González fue marcando la cancha con frontalidad y firmeza. Sus intervenciones denotaron mayor seguridad y conocimiento; y no titubeó al pedirle respeto a su contendor durante varios episodios del debate. Sin duda, esta fue la mejor actuación de González en los debates que ha participado.
En el post debate, cada candidato, sus equipos y seguidores han tratado de posicionarse como los ganadores. Desde el lado de RC se insiste en la respuesta negativa de Noboa para cobrar la millonaria deuda que su familia tiene con el SRI, mientras que desde ADN se intenta victimizar al presidente, por la supuesta agresividad de su rival.
Desde lo comunicacional y analizando el impacto de los mensajes, la candidata Luisa González sacó más ventaja. Noboa dejó más dudas que certezas y volvió a poner en evidencia su desconocimiento de administración pública y sus debilidades comunicacionales.
Quizá el debate, en sí mismo, no genere movimientos en los votos, pero las secuelas de este sí. Habrá que esperar.
La opinión de Héctor Calderón