El presidente Lenín Moreno anunció en su cuenta Twitter la designación de Alberto Dahik como parte del Consejo de Asesores Económicos, una extraña instancia creada en junio pasado, de forma inexplicable, cuando se supone que el Frente Económico del propio gobierno es el espacio natural de asesoría en esta materia.
¿Sorprende lo de Dahik? A priori, no, porque su participación formal en el gobierno termina por completar un giro que tomó fuerza tras la designación de Richard Martínez como Ministro de Economía, y con el que Moreno dejó de lado definitivamente el programa que le permitió ganar las elecciones en 2017. De hecho, en entrevista el martes 17 de noviembre de 2020 con el noticiero A Primera Hora, el coordinador del Foro de Economía y Finanzas, Marco Flores, aseguró que Moreno solo formalizó la presencia de Dahik, quien, según dijo, ha estado asesorando permanentemente al régimen desde la posesión de Martínez.
Lo que sí sorprende es la etiqueta usada en la cuenta Twitter del presidente al final del anuncio sobre Dahik: #SembramosFuturo:
¿Sembramos futuro, pero llaman a un representante del pasado para asesorar la política económica del gobierno? Y de un pasado de ingrata recordación para el país.
Alberto Dahik fue el más polémico Vicepresidente de la República que recuerde la historia de estos 41 años de vida democrática del país. Si bien Sixto Durán – Ballén era el presidente, Dahik ostentaba el poder, y como tal, lideró la línea económica de un régimen que abrazó el neoliberalismo. Ese gobierno preparó un agresivo plan de privatizaciones de los activos del Estado, que comenzó con Ecuatoriana de Aviación (la única que se concretó), y que incluía la venta de EMETEL (hoy CNT) y las empresas del sector eléctrico, que finalmente no prosperó debido, fundamentalmente, a la oposición de sus trabajadores.
Con Dahik a la cabeza, el gobierno impulsó la aprobación en el Congreso Nacional, de la Ley General de Instituciones del Sistema Financiero, que flexibilizó los controles a la banca, y que se convirtió en la génesis de la debacle bancaria de 1999.
Con Dahik a la cabeza (y confesado por él mismo al periodista Jorge Vivanco), el gobierno entregó dinero o cuotas de poder a diputados a cambio de votos para la aprobación de leyes.
El artículo de Vivanco “Chantaje, solo chantaje”, publicado en su columna “Barajando los días”, de diario Expreso, el 6 de julio de 1995, reveló graves actos de corrupción que provocaron una investigación política y otra judicial, sobre el supuesto mal manejo de fondos reservados de la Vicepresidencia. Dahik fue absuelto en el juicio político, pero la Corte Suprema de Justicia le dictó orden de prisión, y abandonó el país, dejando su renuncia escrita a mano.
En enero de 2012, la Corte Nacional de Justicia nulitó el juicio penal contra Dahik, sin que se haya sabido nunca si el exvicepresidente era inocente o culpable de mal manejo de fondos reservados.
En los últimos tiempos, Alberto Dahik ha vuelto a aparecer de forma pública, para dar opiniones y recomendaciones asociadas a un modelo económico que, cuando fue gobierno, fracasó. Y 25 años después, plantea retomar.
Así, en serio, ¿sembramos futuro?