“Nos espera una crisis humanitaria”, señaló Sybel Martínez, vicepresidenta de Consejo de Protección de Derechos de Quito. Con esa alerta, informó que las cifras muestran que en el país hay 1.095 niños huérfanos a causa del femicidio. Además, indicó que a eso deben sumarse los niños que quedan huérfanos por la masacre en las cárceles y que, ambas problemáticas muestran la cara visible de la pandemia.
Para Tamara Idrobo, activista feminista, el próximo 25 de noviembre llegará para dar a notar que el discurso continúa, pero las narrativas se enfocan en otras realidades. Así, criticó que la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres no alcanza a traducirse en un cambio real que las proteja y las repare. Por ello, enfatizó que es urgente ver cómo nacen esas violencias.
Las cifras y los retrasos
Martínez lamentó el retroceso de derechos. Así, recordó que durante la pandemia, las mujeres estuvieron confinadas con sus agresores y los índices de violencia aumentaron.
En esa línea, resaltó que, en lo que va de 2021, se reportan más de 150 femicidios. Además, alarmó que antes las cifras mostraban que existía un femicidio cada 72 horas; ahora, los datos reflejan que hay uno cada 41 horas.
Con ello, indicó que no hay una respuesta que satisfaga y que se evidencie en un cambio. “Vemos con pena cómo debemos presionar por nuestros derechos”, dijo para añadir que “el empobrecimiento tiene rostro de mujer y eso también es violencia”.
Tamara Idrobo comparó la realidad latinoamericana con la europea. La activista reside en Países Bajos donde las mujeres se encuentran protegidas por muchas leyes. Por ejemplo, señaló que cuando una mujer se divorcia, su expareja debe remitir una pensión no solo para sus hijos, sino también para ella. Si la mujer vuelve a casarse, esa pensión se suspende. Además, resaltó que el aborto es libre y legalizado y que el Estado tiene instituciones de protección a favor de la mujer.
Para Martínez, el problema no radica en la creación de leyes sino en la búsqueda de recursos técnicos y financieros para plasmar lo que está escrito.
En esa línea, recordó que el presidente Guillermo Lasso ofreció cumplir con los compromisos internacionales en torno a la lucha contra la violencia a la mujer. Así mismo, rememoró que el primer mandatario y su esposa se llamaron a sí mismos como “un padre para las niñas violentadas”. Sin embargo, la oferta se mantiene en el discurso.