Por: Tamara Idrobo, activista feminista
El escándalo mundial sobre el juicio entre el actor Johnny Depp y la actriz Amber Heard ha desatado muchísimas reflexiones y discusiones dentro y fuera de las redes sociales.
Pese a que no he seguido ningún detalle de este juicio, he estado conversando del asunto como quién comenta los capítulos de la novela del momento. Supe que durante el juicio se mostraron un sinfín de detalles y que se presentaron muchas pruebas. Se habló de los análisis de la ropa que tanto Johnny como Amber usaban, también de sus gestos y posturas corporales. A mí me ha parecido que inclusive, se han hecho todo tipo de interpretaciones antojadizas sobre todo lo que existe detrás de esta triste historia. Además de que a partir de los elementos que constituyeron este juicio, han existido todo tipo de críticas, juzgamientos y suposiciones sobre las violencias que pueden existir en una pareja conformada por un hombre y una mujer.
Así, hemos esperado el dictamen del jurado como quien espera el desenlace de la novela que nos ha mantenido pendientes hasta el fin. Hemos estado esperando conocer al ‘culpable’.
El pasado miércoles 1 de junio, el veredicto se dio y las discusiones se encendieron aún más. Dentro de todo lo que se ha analizado sobre este caso, considero que a la final termina siendo un conflicto donde se chocan muchas posturas y creencias. He leído en las redes sociales como varias personas se creen con el poder de dictaminar y sentenciar lo que es verdad y lo que no lo es.
Yo, como la feminista que soy y como siempre digo que me lo cuestiono todo, todo el tiempo, no me he quedado impávida frente a las discusiones alrededor de este juicio por todos los elementos que constituyen esta historia.
Los ‘Johnnys’ versus las ‘Ambers’
Desde la de defensa acérrima que yo llevo en mis luchas por las víctimas de violencia de género, tengo que decir que en un momento yo me posicioné en el grupo de las ‘Ambers’.
Sí, una ‘Amber’ más, y no solo desde mi feminismo sino también porque soy mujer y porque yo he sido violentada tantas veces que conozco muy bien cómo funcionan las violencias. Las reconozco enseguida porque las he vivido. También sé bien cómo funcionan los ciclos de violencia y las relaciones tóxicas, no solo porque he estado dentro de ellas, sino porque también las he estudiado como quien estudia los fenómenos sociales. Es así como, sin conocer ni analizar detalladamente la información sobre este caso, sentí esa fuerza moral que viene desde mi feminismo de creer el relato de Amber sin cuestionar nada. Es que a eso estamos llamadas las feministas, a tener el instinto de creer a otra mujer por el simple hecho de que es mujer y, por ende, a apoyar su historia cuando ella denuncia haber sido víctima de algún tipo violencia proveniente y ejercida por un hombre.
Y es que creernos mutuamente es casi que una demanda moral y humana de sobrevivencia que hemos creado las mujeres alrededor del mundo. Por eso han existido movimientos tan fuertes iniciados y empujados desde los movimientos feministas. Porque las mujeres entre nosotras nos creemos y nos apoyamos.
Esos tejidos de los movimientos feministas y esa fortaleza de redes de apoyo se dan, porque como lo escribí una vez la palabra de una mujer no vale. Porque las mujeres estamos siendo sometidas constantemente a sistemas de violencia que nos oprimen y nos silencian. Porque ser mujer en el mundo es sinónimo de ser inferior al hombre. Esta realidad existe y las mujeres la vivimos por más que tantas personas se nieguen a aceptar que existe. Lo digo, y defenderé siempre mis palabras, porque como soy mujer vivo y transito estas violencias todos los días y en todas las partes del mundo en el que he tenido el privilegio de estar y conocer.
Entonces vienen los ‘Johnnys’ a rebatir un discurso de una realidad que no les atraviesa y se atreven como siempre desde sus privilegios, a decir que la igualdad y equidad entre hombres y mujeres existe. Nada menos se puede esperar de los ‘Johnnys’ que quizás nunca, han vivido esas violencias. O porque ni siquiera les ha interesado jamás incomodarse para darse cuenta de que sus comportamientos, actitudes y opiniones son parte del problema por el que las mujeres somos violentadas.
Jhonny Deep ha cuestionado a mi feminismo
Yo, fui una Amber desde que todo esto inició. Pero tan pronto me permití cuestionarme a mí misma y a mis propias percepciones, permití que Jhonny Deep entre a mis reflexiones y eso me removió mucho.
Sí, y es que mi vida está rodeada de hombres a quienes amo y no quisiera nunca tener que enfrentar el dolor de una acusación de que ellos han ejercido violencia sobre una mujer. Eso, no solo pondría en duda mi capacidad de educar, compartir y hacer comprender a los hombres que amo y con los que me relaciono, que su rol en este mundo no es para que desde sus privilegios de género ejerzan violencias y las perpetúen. Sino que también, sentiría que he fracasado en mi esfuerzo de todos los días por compartir mis palabras y reflexiones con todos ellos para que comprendan que, para erradicar la violencia de género, ellos tienen que asumir y hacer su parte.
Además, como yo no tolero las injusticias, no podría nunca permitir que una mujer acuse falsamente a alguno de ellos de haber ejercido violencia sobre ella.
Es así que luego de la sentencia de este famoso juicio, decidí finalmente atreverme a incomodarme (a lo que siempre les invito a los hombres con los que me relaciono) y estoy dejando estas reflexiones sobre un tema que quizás, a las feministas no nos gusta hablar. Tal vez no lo hacemos porque simplemente, no nos atrevemos a hacerlo. También, porque por más que no se quiera aceptar o reconocer, dentro de los feminismos existe una fuerza poderosa que es la cancelación y que muchas veces se la ejerce (con bastante violencia) en contra de quien se atreve a decir aquellas cosas que incomodan a los movimientos feministas. Además, porque hablar de las violencias que ejercen las mujeres no es un tema fácil y porque como se dice coloquialmente “la ropa sucia se lava en casa”.
Con mis palabras no pretendo públicamente “dar papaya” al patriarcado exponiendo las realidades, crisis y conflictos que enfrentamos los feminismos y las feministas. No creo que mencionar que existe violencias ejercidas por mujeres feministas a otras mujeres (o hombres) nos debilite como movimientos.
Creo que es legítimo ejercer mi libertad de opinión y exponer mis análisis identificando y definiendo a estas violencias también.
Negar que Johnny también sufrió violencias por parte de Amber, considero yo, es tratar de ocultar una realidad que existe y que es evidente: existen mujeres que son malas y maliciosas. Existen mujeres que violentan. Y sí, también existen mujeres que usan la sagrada herramienta de la denuncia falsa para violentar y agredir a un hombre.
Y pese a que vivimos en un sistema que perpetua las violencias que las mujeres vivimos, es necesario aceptar que en este mismo sistema existen algunas, quizás pocas o tal vez muchas, mujeres que violentan, mienten, manipulan y agreden.
Soy mujer, soy feminista y yo te creo Johnny
Sí, cuando nos atrevemos a cuestionamos internamente, nos damos cuenta de que somos capaces de cambiar de opinión y de hasta llegar a descubrir que podemos apoyar posturas que quizás nunca nos hubiésemos imaginado que seríamos capaces de hacerlo.
A la final, a mí no me costó mucho creer que Johnny podía ser la víctima de una violencia atroz recibida por parte de una mujer. Y no me costó, porque en mi historia de vida yo he estado en relaciones tóxicas con grupos de mujeres y he recibido violencias atroces por parte de mujeres. Muchas de esas mujeres dolorosamente, auto identificadas como feministas.
¿Que por qué me atrevo a decirlo? Pues, porque ya es hora de romper también con este silencio que es igual de cómplice de las violencias, y porque trato de ser consecuente conmigo misma. Y porque simplemente, cuando luchas por una causa desde el feminismo, te apoyas y te acompañas por mujeres feministas que como tú han recibido violencias por parte de otras mujeres.
Cuando creas lazos de confianza y honestidad con mujeres que se identifican como feministas, llegas a creer que finalmente llegas a espacios seguros. Son justamente en estos espacios donde en busca de apoyo y sanación llegas a vulnerarte. Crees saber con certeza que tus compañeras no van a violentarte, porque crees que son justamente ellas las únicas que te comprenden porque han vivido lo mismo que tú. En ellas depositas incluso, tus miedos y tus necesidades de apoyo para lograr sostenerte.
A veces son esas ‘compañeras’ quienes, pese a haber atravesado por experiencias violentas, terminan ejerciendo violencia sobre ti. Ahora sé que lo hacen porque seguramente nunca han logrado ni han podido sanarse. Tal vez porque no han sabido cómo, o porque simplemente ejercer y replicar las violencias vividas es la única herramienta que saben usar para poder alcanzar el poder o las metas en las que se sostienen, y desde donde impunemente ejercen violencias sobre otras personas. Yo no hablo desde el resentimiento ni el dolor, hablo desde una realidad que existe y que es necesario nombrarla y dejar de esconderla.
Creo fervientemente que ya es hora de empezar a hablar y a definir a todo tipo de violencias que existen y que se ejercen, incluidas las violencias que ejercen aquellas mujeres que luchan desde los feminismos contra los sistemas de violencia y opresión. Sin darse cuenta de que las mujeres que violentan terminan siendo también parte del sistema patriarcal que dicen enfrentar. Sé que esta contradicción es humana y que no existe solo en los movimientos feministas.
Yo no sé si Johnny fue más víctima que Amber. O si Amber es una víctima de un sistema patriarcal que históricamente nos violenta a las mujeres. De lo que sí estoy segura, es de que mantuvieron una relación violenta y tóxica donde las violencias seguramente venían de parte y parte.
Adicionalmente, sé que existe un cuestionamiento legítimo a los movimientos feministas y que como feminista yo debo asumir. Considero de igual modo que las personas no podemos ir en la vida endorsando a otras personas sin intentar comprender los elementos de cada historia, donde puede llegar a existir una verdad que no queremos ver. Porque puede existir el riesgo inminente de que la víctima pueda a llegar ser realmente el hombre -o la persona- al que se la está acusado de ser él el violento.
También sé que es hora de que cada persona, mujeres -feministas incluidas- y hombres empecemos a tomarnos muy en serio el análisis individual, íntimo y personal sobre cuál es nuestro rol en perpetuar las violencias y sobre cuáles son nuestras responsabilidades y así, poder actuar para erradicarlas.
Los sentimientos personales son válidos y hay que sentirlos. Creo que, como seres humanos, tenemos la capacidad de mirarnos al espejo y darnos cuenta cuando hemos cometido errores y hemos ejercido violencias. Reconocerlas no nos hace vulnerables. Reconocerlas nos llena de valentía para poder hacer algo por detenerlas.
¡Permítanse sentir y aceptar hasta donde son responsables de las violencias que viven y que vivimos a diario!
Finalmente, mi mensaje a todas las mujeres:
Contamos con una herramienta sagrada que es la denuncia.
No permitamos que esa herramienta sea ensuciada y usada para otros fines que no sea el de buscar la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas de violencia.
Porque el daño que una mujer mal intencionada ocasiona a todas las verdaderas víctimas, al usar una denuncia para mentir, victimizarse, agredir, vengarse y así violentar a un hombre es: INCONMENSURABLE.
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