Por: Héctor Calderón
Las consecuencias de las elecciones presidenciales se siguen sintiendo, y con fuerza, en la Revolución Ciudadana. Además de perder una tercera elección presidencial consecutiva, de la falta de credibilidad en su denuncia de fraude, de su aislamiento en la Asamblea Nacional; ahora la división interna empieza a resquebrajar al movimiento.
Los primeros en marcar una prudente distancia fueron las autoridades locales de la RC. Tanto los alcaldes de Quito, Guayaquil y las perfectas de Pichincha, Guayas y Manabí reconocieron la victoria de Noboa e inclusive le desearon suerte en el inicio de su mandato. ¿Debería sorprendernos de esta actitud? Claro que no, más bien debería ser tomado como un ejemplo de madurez política. Pero, al parecer, el accionar de estas autoridades es solo una gota de agua en el desierto.
El hecho de que el bloque de la revolución ciudadana haya decidido no asistir a la posesión de Daniel Noboa demuestra que esa madurez es una excepción. Inclusive, la RC no se da cuenta, o si lo hace no le importa; que esas actitudes fortalecen el concepto de viaje política que ADN utiliza para posicionarse como una opción nueva, joven, diferente y más fresca.
La situación de la RC es crítica, no solo por los resultados electorales, pero sí por su incapacidad para la autocrítica, para reinventarse, para aceptar las disidencias. La Revolución Ciudadana ha sido el brazo fuerte del progresismo en Ecuador, pero la necedad de unos pocos dirigentes ha hecho que muchas personas decidan dar un paso al costado. Ayer fueron los lentejeros, hoy las manzanas podridas; pero al parecer a la RC la están acabando desde adentro con el veneno de los egos, el autoritarismo y el fanatismo.
A pesar de ello, todavía hay cuadros, como la asambleísta Jahirén Noriega y las autoridades locales mencionadas, que pueden salvar al movimiento; siempre y cuando no sean absorbidos, opacados o aislados por esas autoridades que se han quedado estancadas en el “ya lo hicimos”.
Es momento de reinventarse. Sin perder los fundamentos que dieron vida a la Revolución Ciudadana; es hora de adaptarse a los nuevos tiempos, de entender los nuevos liderazgos y revivir el progresismo. ¿Están preparados para el cambio?
La opinión de Héctor Calderón