Por: Nahuel Mendoza Kleener
No existe día en el que no veamos, leamos o escuchemos sobre la inseguridad en todo el Ecuador, esto incluye redes sociales, noticieros o conversaciones con nuestros allegados.
Las cifras no dejan de superarse año tras año, inclusive día a día. Los ecuatorianos sorteamos obstáculos a cada instante cuando salimos a la calle, dirigiéndonos a nuestros trabajos, a nuestro hogar e inclusive cuando salimos a reuniones sociales, sin saber si volveremos con vida, con nuestras pertenencias o si seremos víctimas de algún tipo de violencia.
Veamos la realidad en números: la Fiscalía General del Estado receptó en el año 2022, 6.888 denuncias por delitos de extorsión. No hemos siquiera terminado el primer trimestre de este 2023 y contabilizamos 1.704 denuncias solo por este delito. En Guayas, la cifra de 2022 era de 1.793 denuncias; a la fecha, en esa provincia llevamos alrededor de 560. Sin duda alguna, números de terror, que dibujan un escenario que, en la práctica, podría ser mucho peor, si tomamos en cuenta que hay un sub registro, pues no todos los que sufren este tipo de delitos denuncian, por miedo a represalias.
En lo correspondiente a secuestros, una modalidad que ha cobrado vigencia en nuestro país; en el 2022, la Policía Nacional reportó 35 secuestros a nivel nacional, en lo que va del 2023 se reportan 20, más de la mitad de los reportados el año anterior en tan solo 75 días.
Una vez más, estas cifras son sólo las que se denuncian a las autoridades para que inicien los procesos de búsqueda, pero qué pasa con aquellos donde los familiares, por miedo no denuncian y acceden a pagar lo que los secuestradores exigen para liberarlos. Cabe mencionar que no todos confían en las autoridades, ni en la Policía Nacional, a pesar de que, unidades como la UNASE han demostrado eficacia. Así se evidenció este fin de semana cuando, después del secuestro de Mauricio y Vanessa, -y frente a la presión ejercida en redes sociales- reaccionaron y los liberaron de sus captores.
Sigamos con los temas de inseguridad, vamos a la provincia de Esmeraldas donde se encuentra en vigencia un Estado de Excepción, desde el 3 de marzo de 2023, por 60 días, pero las cifras de violencia siguen en aumento, solo en el fin de semana del 11 y 12 de marzo, se registraron 7 asesinatos, según el sociólogo Ismael Bernal, quien sigue de cerca los sucesos en esta provincia.
Previo al Estado de Excepción, la provincia registró alrededor de 70 muertes violentas, detonaciones en exteriores de viviendas, a las afueras de recintos policiales; es decir, la delincuencia no le teme a nadie ni a nada.
Cuáles son las razones por lo que se ha disparado la violencia en Esmeraldas, pues les presento unas cifras del analista Carlos Oporto que dan cuenta que la inversión social en esta provincia no llega:
- Pobreza extrema: 25.3%
- Pobreza: 52.9%
- Empleo adecuado: 21.7%
- Empleo informal: 59.6%
¿Qué pasa en Guayaquil, Durán y Samborondón?
Pues las cifras no distan mucho de lo que pasa en Esmeraldas. En el año 2022, se registraron 1.455 homicidios intencionales en la Zona 8 que corresponde a Guayaquil, Durán y Samborondón.
En lo que va del año 2023, es decir 75 días, se registran 430 homicidios intencionales, con una proyección a más de 2.000 personas asesinadas, solo en estos 3 cantones, lo cual se podría visualizar que se encaminan a ser unas de las ciudades más peligrosas del mundo.
La razón de fondo por la que la delincuencia a nivel nacional está en aumento, es porque no existe empleo, no existe salud, no hay seguridad ni políticas públicas que puedan generar progreso en nuestro país. Lo que pasa en estos momentos, es que nos encontramos a la deriva, sin capacidad de reaccionar ante lo evidente, sin capacidad de alzar nuestra voz por temor, pero hay algo que se olvida el presidente Guillermo Lasso, que el hambre no espera, el rechinar de las ollas vacías tienen sonido a llanto, que el sonido del hambre no tiene contemplación.
Este Gobierno ha tenido 2 años para mostrar el rumbo a donde quiere que vaya este país, lastimosamente ese horizonte nos lleva a una debacle como muestran los números. De hecho, en artículos anteriores, he mencionado las cifras de los ecuatorianos que salen del país arriesgando sus vidas y las de sus hijos, porque no encuentra una mínima esperanza de que todo va a cambiar.
¿Dónde está el Secretario Nacional de Seguridad Pública y del Estado, Diego Ordoñez? Quizás en redes pensado que así es “útil” en la seguridad de todos los ecuatorianos.
Entre el desempleo, las extorsiones y las muertes violentas, ya somos un Estado fallido.
La opinión de Nahuel Mendoza Kleener.