Por María Eugenia Molina.
Como consecuencia de las múltiples crisis derivadas de la pandemia de Covid-19, existen algunas otras patologías que se presentan en las personas, producidas por la ruptura de la dinámica cotidiana que dejamos de tener hace más de un año y de la que aún es inexacto saber cuándo vamos a volver a retomar o en qué términos y bajo qué parámetros lo haremos.
En países como el nuestro, en el que enfrentar la enfermedad del coronavirus ha sido una verdadera odisea tanto para los pacientes y sus familias, como para los equipos médicos y en donde el proceso de vacunación sigue generando dudas, incertidumbre y hasta caos, las enfermedades que tiene que ver con cuadros de estrés, ansiedad o depresión son mucho menos diagnosticadas, valoradas y tratadas, sin embargo de ser tan importantes como cualquiera otra, más aún porque las propias condiciones de esta nueva realidad impiden desarrollar una vida normal, el miedo al contagio está presente de modo constante y se hace más complicado para aquellas personas que sufren la soledad de la enfermedad, la preocupación por la falta de un empleo, la desazón de no contar con el sustento para llevar a la mesa de su hogar, la tristeza por la agonía por la pérdida de un ser querido y muchas otras que solo cada quien sabe cuáles son.
La ansiedad según el Dr. Orlando Pin, es el miedo al futuro, no saber a ciencia cierta lo que va a pasar, pero, también existen cuadros de ansiedad por acumulación de estrés, de aquellas que a decir de los psicólogos son “esas mochilas que venimos cargando” desde hace tiempo y que con las malas noticias, el encierro, el temor o con un tema, que en otras circunstancias pudo no revestir de mayor importancia, se exaspera y actúa como disparador, y se presentan cuadros de ansiedad que afectan a quien la sufre de diferentes modos y que, muchas veces es subestimado, tanto por el paciente como por su entorno.
Sin embargo, el tema es bastante complicado, pues llega a un punto en el que los nervios y la tristeza se apoderan de la persona, más aún cuando no cuenta con el apoyo de alguien de su confianza, o lo que sería mejor, un/a profesional que le pueda orientar acerca de lo que debe hacer en esos casos.
Según las personas que han llegado a tener estos cuadros de ansiedad, comentan que durante esta pandemia la han sufrido por primera vez, o la han vuelto a sentir luego de muchos años, los síntomas son: palpitaciones fuertes, tipo taquicardia, sensación de ahogo, desesperación, dolor de cabeza, del cuello y de los hombros, falta o exceso de sueño y de apetito, hormigueo en la cara y en las manos, náuseas y/o vómito; cada persona lo somatiza de modo distinto y reacciona de modo diferente, e igualmente, le toma tiempos diferentes recuperarse, a veces puede ser cosa de unos días, semanas o más.
Es conveniente, cuando se puede, acudir a un Psicólogx o al médico de cabecera, de no ser así, nos podemos ayudar a nosotros mismos, mediante ejercicios respiratorios, llenando de aire los pulmones, para luego, expulsarlo muy lentamente, tener contacto con la naturaleza, para quienes tienen una mascota es una buena terapia jugar con ella y aunque suena difícil por la propia realidad que vivimos, liberarnos de ideas y pensamientos negativos, evitar el consumo excesivo de malas noticias, ocupar el tiempo libre en hacer cosas positivas y que nos gusten, practicar algún deporte, qué mejor si podemos contarle a alguien lo que nos preocupa, si no, hablar con Dios, para quienes son creyentes o con uno mismo, como dice algún meme que leí por ahí: “a veces uno mismo debe darse la charla motivacional”.
Como en todos los procesos humanos, el de la ansiedad también puede ser generado por un ruido (mal entendendido) en la comunicación, que puede causar una larga lista de inconvenientes que terminan pasando factura a la salud; la Academia de Ciencias Médicas del Reino Unido, al respecto dice: “Existe una necesidad urgente de investigación para abordar cómo se pueden mitigar las consecuencias para la salud mental de los grupos vulnerables en condiciones de pandemia”, pues los efectos psicológicos directos e indirectos de la enfermedad se verán cada vez más agravados, por ello es necesario tratar a las personas de un modo integral y la salud de la población debe ser manejada de esa forma por los organismos de salud.
Finalmente, quien está pasando por una situación de estas no tiene por qué sentirse mal o avengonzadx por ello, cuando una persona ha venidos siendo fuerte por mucho tiempo, hay un momento en que requiere desfogar sus tensiones, que no nos dé pena pedir apoyo y quienes estén, de alguna forma, cercanos a aquella persona que les solicite esa ayuda, dénsela, no hay nada más humano que la empatía y el apoyo para quien lo necesita, solicitar ayuda es de valientes.