El excandidato presidencial de Chile Marco Enríquez-Ominami resaltó el resultado del plebiscito efectuado este domingo en su país, que determinó un triunfo abrumador de la opción “Apruebo” para iniciar la redacción de una nueva Constitución.
En diálogo con el noticiero A Primera Hora, de Majestad radio, el dirigente político calificó al triunfo como “excepcional, inédito, inconmensurable e histórico”, y el reflejo de un cambio en la historia de Chile.
Sin embargo, admitió que ese cambió ha tardado demasiado tiempo, pues transcurrieron 30 años desde el retorno de su país a la democracia, tras los 17 años de dictadura de Augusto Pinochet, y la vigencia de la Constitución generada por ese régimen de facto, que nunca fue reformada ni eliminada.
“La Concertación no desarmó esa Constitución… a la derecha más conservadora le gustó esa Constitución… algunos parecieron tener el Síndrome de Estocolmo”, afirmó.
Enríquez-Ominami recordó la génesis de las protestas sociales en Chile, el 18 de octubre del 2019.
En esa fecha, miles de chilenos salieron a las calles en rechazo al aumento de las tarifas del Metro de Santiago, para, a partir de allí, reclamar por las condiciones de desigualdad que vivían, por ejemplo, en el acceso a la educación y la salud.
Marco Enríquez-Ominami
“Se hizo grosero pagar USD 40.000 para que un hijo se titule en una universidad… el Estado te da educación en Chile, pero te advierte que no se puede regalar… la salud, siendo un derecho, no permite el acceso de todos”, explicó.
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El excandidato, advirtió, sin embargo, que ahora de vendrá lo difícil, con la elección de los futuros integrantes de la “Convención Constitucional”, como se llamará el espacio en el que se construirá la nueva Constitución.
Anotó que este proceso tendrá diferencias respecto de las Asambleas Constituyentes impulsadas en Ecuador, Venezuela y Bolivia.
“Viene la elección de los nuevos constituyentes, y, de acuerdo a las normas, se estableció una mayoría de dos tercios para aprobar la nueva norma”, indicó.
Explicó que esa Convención Constitucional no tendrá “plenos poderes”; el Congreso no será cerrado ni tampoco se podrá revisar los Tratados Internacionales que suscribió Chile, los cuales seguirán vigentes.